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EL REFUGIO DE ALTAVISTA
El Teide es el símbolo más representativo de Tenerife y, por ex-
tensión, del conjunto del Archipiélago. Su imponente presencia
ha suscitado a lo largo de la Historia el interés de incontables
personas que no han podido sustraerse al atractivo que ofrece
un volcán magnífico en todas sus vertientes. Tal seducción ha
comprendido no solo el placer de contemplarlo sino también
la voluntad de ascender por sus laderas como una forma de
establecer una comunión con esta montaña emblemática. Bue-
na parte de quienes han querido acercarse a ella han estado
movidos asimismo por la inquietud científica, por el afán de
ampliar conocimientos. Tal fue el caso de Piazzi Smyth, el prime-
ro que decidió establecer una base en el Teide con la intención
de realizar observaciones astronómicas, a mediados del siglo
XIX. Ese fue el germen de lo que posteriormente se convertiría
en el refugio de Altavista gracias a la iniciativa de Graham-Toler.
Desde entonces ese establecimiento ha sido un verdadero refe-
rente en las innumerables ascensiones que se han producido a
la manera tradicional, siguiendo el sendero abierto antaño por
los antiguos neveros. Pernoctar en su interior es ya de por sí una
auténtica aventura por lo que supone de inusual hacerlo a tal
altitud. En esta publicación asistimos a un relato sumamente
interesante de todos los avatares que han rodeado a este re-
fugio, que en la actualidad cuenta con unas instalaciones muy
dignas y debidamente adaptadas para acoger a los excursionis-
tas con comodidad. Así, su autor, Rafael Cedrés Jorge, realiza un
repaso por los inicios y se detiene en ofrecer los pasos seguidos
hasta el momento, con lo que confecciona una apreciable pieza
histórica que todos los tinerfeños debemos conocer. Por ese
motivo queremos mostrarle nuestro agradecimiento y nuestra
consideración.
Ricardo Melchior Navarro
Presidente del Cabildo Insular de Tenerife.
HISTORIA DEL REFUGIO DE ALTAVISTA | 5