Hablamos con Alberto Ayora, reconocido alpinista, responsable del Comité de Seguridad de la FEDME y máster en Derecho de los Deportes de Montaña, sobre la tensión existente entre la FEDME y la RFEA, así como sobre la actual situación de algunas disciplinas deportivas tales como las carreras por montaña.
Recientemente informamos sobre un conflicto de intereses entre la FEDME y la RFEA (Real Federación Español de Atletismo), ¿qué opinas sobre la situación actual que se está viviendo con respecto a las carreras de montaña?
Lo primero que me gustaría matizar es que estamos hablando de carreras “por” montaña, no “de” montaña. Y no es una distinción baladí. Estamos hablando una actividad deportiva que se está realizando en un terreno de juego que en muchas ocasiones se está banalizando y minusvalorando. Se están menospreciando los riesgos que conlleva correr por montaña. Y lo que es más grave es que la misma Administración es la que lo está favoreciendo y consintiendo.
Lo segundo es que lo anterior es consecuencia del gran desconocimiento existente en gestión de riesgos y seguridad en montaña y en el medio natural. Me parece ridículo que se esté hablando y discutiendo sobre altitudes de más o menos de 2.000 metros, cuando el mayor peligro no es la altitud en estas cotas, siendo que las duras y exigentes condiciones de la alta montaña se pueden encontrar en altitudes muchos menores en nuestro país y en otras latitudes. Y no digamos ya en invierno o condiciones invernales, que tampoco es lo mismo. Los accidentes que se están produciendo no son como consecuencia del mal de montaña y enfermedades relacionadas con la altitud. Quienes están hablando en esos términos muestran un profundo desconocimiento de lo que es la montaña.
En septiembre de 2017 murió un corredor de 26 años al caer 400 metros en el congosto de Montrebei. Estamos hablando de un lugar que tiene una altitud de entre 500 y 700 metros, pero donde un tropiezo puede ser fatal.
En abril de 2018, el corredor vasco Jokin Lizeaga sufrió una caída de 20 , en un agujero en la nieve, en la que se fracturó el hombro y una costilla. Fue rescatado casi 3 horas después totalmente hipotérmico gracias a que otros corredores oyeron sus gritos y le auxiliaron. Si no le hubieran escuchado, el resultado hubiera sido trágico. La altitud del lugar eran unos 1.300 metros.
En julio del año pasado una corredora murió al ser alcanzada por un rayo en los Dolomitas. Los rayos no entienden de altitudes. La organización había suspendido 30 minutos antes la prueba por la tormenta eléctrica, pero mucho corredores no habían podido ser informados al estar entre dos puestos de avituallamiento. Y es que la planificación en la prevención de accidentes y de las emergencias en esta clase de pruebas no lo puede hacer cualquiera.
¿Piensas que la RFEA está capacitada para poder desarrollar este tipo de competiciones?
La respuesta es que en absoluto la RFEA está capacitada para organizar con una mínima seguridad carreras por montaña. Y a las pruebas me remito.
Para empezar la RFEA no ha desarrollado la seguridad como lo ha hecho y está haciendo la FEDME. Y no lo ha hecho porque no es fácil ni es algo que se aprenda de la noche a la mañana, y porque tampoco es de su competencia. Primero hay que ser montañero y luego corredor por montaña. Plantear la ecuación al revés es aumentar la accidentalidad. Y de ello alguien debe hacerse responsable.
La organización de estas pruebas exige para empezar unos reconocimientos previos y una evaluación de riesgos de los itinerarios, en la época y condiciones de la carrera. De día y de noche, con niebla, viento, lluvia, nieve, frío, calor… Identificar zonas de cobertura, itinerarios de evacuación, formar a voluntarios, personal médico montañero capaz de llegar al accidentado… No sirve cualquier sanitario.
Además, al planificar hay que considerar que la seguridad está directamente relacionada con las capacidades físicas y mentales del deportista. El agotamiento provoca cambios fisiológicos que dificultan la toma de decisiones adecuadas y la coordinación motora. Lo que ello supone en montaña lo entiende quien es primero montañero.
En función de todo ello hay que minimizar los riesgos hasta un nivel de seguridad aceptable. Eso puede suponer, por ejemplo, la colocación de anclajes y cuerdas fijas. Estamos asistiendo atónitos a pruebas de la RFEA donde los corredores debían subir por una pendiente asidos una cuerda fija, haciendo uso de elementos y técnicas de escalada. ¿Eso es competencia de la RFEA? Que los responsables del CSD nos lo expliquen.
Por otra parte no se puede olvidar el liderazgo de la FEDME en medio ambiente. Son muchos los encuentros y jornadas realizados con el Organismo Autónomo de Parques Nacionales o la creación de la Guía de Buenas Prácticas Medioambientales de carreras por montaña. Desde la FEDME siempre se ha procurado conservar el campo de juego. Algo que a la RFEA le pilla muy lejos. Precisamente por no entender el medio en el que se desarrollan este tipo de pruebas. No se puede pretender convertir toda la montaña en una instalación deportiva.
En cuanto a la seguridad de estas pruebas y actividades, ¿consideras que una federación ajena al entorno natural o de montaña tiene la experiencia de desarrollar itinerarios para esta actividad con un mínimo de seguridad y condiciones?
Las montañas españolas son muy variadas climáticamente hablando, y las condiciones son muy diferentes según la estación, por lo que los factores que van a afectar a la seguridad son muy diferentes en función de la localización espacial y temporal de cada evento. Nuestra federación y nuestros federados son los que los conocen.
Quien responda afirmativamente tampoco entiende de qué estamos hablando. Hoy en día parece que cualquiera puede organizar un evento en cualquier sistema montañoso ¿pero a costa de qué precio en vidas humanas?
Os voy aponer un ejemplo. Hace unos años se dirigió a mí el organizador de una carrera por montaña muy conocida en la actualidad. La planificación en seguridad apenas la consideraba. Afortunadamente, tras hacerle consciente del problema en seguridad que estaba generando organizando la carrera como pretendía, se mentalizó que no debía descuidar este aspecto y trabajó en ello con asesoramiento externo. Realizamos un análisis estadístico de siniestralidad de la carrera en base a dos índices importantes: el índice de frecuencia y el índice de incidencia. Estos índices relacionan el número de accidentes según el número de corredores y las horas de carrera, es decir, según el nivel de exposición a los riesgos. Los resultados nos mostraron que entre la edición de 2015 y la de 2017 disminuyó significativamente la tasa de abandono y el índice de frecuencia. Un estudio completo sobre la planificación en seguridad podéis encontrarlo en la web de nuestro Comité de Seguridad.
https://seguridadfedme.es/gestion-del-riesgo-en-las-carreras-por-montana/
¿Cuál crees que es el motivo principal de este interés de la RFEA por las carreras por montaña?
Eso creo que está clarísimo. Aumentar federados e ingresos. Sin embargo, creo que los árboles no le están dejando ver el bosque. La RFEA y el CSD parecen no ser conscientes del nivel de responsabilidad que conlleva y que en la FEDME hemos asumido. El aumento de accidentes y rescates tiene un coste y unas consecuencias.
Nuestros estudios, en base a las estadísticas de los Grupos de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil en el periodo 2010 a 2019, permiten obtener conclusiones claras. Por una parte, algo más del 46% de los accidentes registrados indicaron como causa directa la caída al mismo nivel (tropiezo). Si miramos este dato en los dos periodos de 5 años en los que tenemos información, el segundo lustro eleva este porcentaje hasta el 52% (en 2010-14 el porcentaje era inferior al 42%, siendo además la segunda causa después de los problemas físicos).
Este hecho viene a demostrar que el terreno en que se realizan este tipo de pruebas deportivas es determinante. No conocemos el dato, pero es poco probable que las pruebas sobre asfalto arrojen cifras similares y entendemos que los accidentes tengan mucho más que ver con problemas físicos.
Un problema que está surgiendo es que deportistas y corredores sin experiencia en montaña se están introduciendo de lleno en este tipo de carreras promovidos por una sensación engañosa que se produce al equiparar las carreras de asfalto con las pruebas en el medio natural como es la montaña. Pretender hacer de un tipo de deporte algo que, sin duda no es, puede generar expectativas erróneas en quien lo practica y con ello una falta en la seguridad.
El aumento de pruebas y participantes no han traído, como se pudiera pensar en un principio, un aumento en el número de intervenciones de los GREIM o de número de deportistas accidentados, sino todo lo contrario. En el primer lustro del estudio, este tipo de pruebas registró 60 intervenciones para dar asistencia a un total de 73 deportistas; en el segundo, el número de intervenciones fue de 50, con 58 participantes asistidos. En nuestra opinión, la adecuada gestión del riesgo y la experiencia obtenida en estos años por la FEDME han colaborado en estos valores positivos.
¿Cómo está actuando la FEDME ante esta situación?
Me gusta ser sincero y creo que no se ha actuado correctamente. Se ha pecado de ingenuidad. Nos han ninguneado y nos hemos dejado. Obviamente, a posteriori parece más fácil, pero creo que hay que reconocerlo y aprender de los errores cometidos. Desde el principio del problema es evidente que el CSD ha tomado partido, clara y descaradamente, por la RFEA. ¿Por qué?
Los hechos objetivos son que las carreras por montaña están incorporadas en la federación desde que en 1923 se constituye la Federación de Alpinismo. En 2001 es cuando la FEDME incorpora en sus Estatutos las carreras por montaña y promueve la competición, celebrándose al año siguiente el primer Campeonato de España de carreras por montaña FEDME. El primer Campeonato de España de carreras de montaña RFEA fue en 2004.
En 1995 ya se creó la Federation for Sport at Altitude (FSA) que vino organizando eventos internacionales relacionados con deportes de altura entre ellos las llamadas Skyrunning. Una vez desaparecida esta federación, para la modalidad del Skyrunning, nace en 2008 la Federación Internacional de Skyrunning (ISF) y España pasó a formar parte de la misma a través de la FEDME.
En noviembre de 2005, el CSD adoptó un primer acuerdo tras una reunión mantenida entre representantes de ambas federaciones, resolviendo que la RFEA utilizara la nomenclatura carreras de montaña y nuestra federación la de carreras por montaña. Nada más. Un “acuerdo de nomenclaturas”. Resulta increíble. No se definieron las modalidades ni se tomaron decisiones. ¿Por qué el CSD no decidió en ese momento? Hoy en día estamos sufriendo la incompetencia de quienes no resolvieron eficazmente entonces.
El 17 de mayo de 2015 se celebró el I Campeonato de España de Trail Running RFEA en Asturias y con este campeonato comienza una duplicidad de campeonatos de España. Este campeonato ya debería haberse impugnado en ese momento.
Unos meses después, en agosto de 2015, la Federación Internacional de Asociaciones Atléticas (IAAF) de la que es miembro la RFEA, reconoció el “trail” como nueva especialidad atlética de la misma. Y, ¡ojo porque reconoció el trail, que no el trail running! Y esto es fundamental tenerlo presente. A partir de entonces estamos ante una clara ofensiva de la RFEA que no se ha abordado por la FEDME, a mi juicio, adecuadamente.
La RFEA modificó sus Estatutos en julio de 2018 e incluyó el “trail running” como una especialidad más del atletismo. Y aquí empiezan a suceder hechos llamativos. El día anterior a que el CSD aprobará la modificación de dichos Estatutos se recibió en el CSD un escrito de la FEDME oponiéndose a la modificación de los Estatutos de la RFEA y, sin embargo, al día siguiente el CSD aprueba la modificación de los Estatutos de la RFEA y desestima la petición FEDME. Lo más absurdo es que ese mismo día el CSD también aprueba la modificación de nuestro Reglamento de Carreras por Montaña. Increíble pero cierto, el mismo día que se incluye en Atletismo el trail running se aprueba una modificación del Reglamento de Carreras por Montaña FEDME según el cual éstas consisten en “carreras por baja, media y alta montaña, ya sea estival o invernal, realizándose el itinerario a pie en el menor tiempo posible y con el máximo respeto al medio natural.”
¿Cómo puede el CSD en un día resolver a favor de incluir el trail running en los estatutos de RFEA cuando a FEDME nos aprueba en el reglamento las carreras por baja, media y alta montaña? ¿Lo tenía ya previsto? ¿Tan claro lo tiene? Si lo tiene tan claro que defina qué es una especialidad deportiva, o los conceptos de carreras de montaña y trail running… Las carreras por montaña están reconocidas por el CSD como una modalidad deportiva por baja, media y alta montaña, y las definiciones de trail de la IAAF y la de trail running de RFEA no coinciden entre ellas y vulneran nuestras competencias oficialmente reconocidas.
Este hecho significó impugnar ante los Juzgados Centrales de lo Contencioso Administrativo de Madrid tanto la resolución del CSD, como la modificación de los Estatutos RFEA.
¿Crees que se pueda llegar a un acuerdo amistoso entre ambas federaciones?
Aquí nuevamente hay que tener claro de lo qué estamos hablando y la complejidad del problema que ha creado el CSD. En la actualidad se calcula que hay más de 1.900 pruebas en España a lo largo del año, de las cuales un tercio corresponderían a pruebas del tejido asociativo de montaña, organizadas por clubs, Federaciones Autonómicas, la propia FEDME, o bien pruebas puntuables en circuitos de la Federación Internacional en España. El resto, algunas las organiza la RFEA, y en su mayoría otros promotores como ayuntamientos, comarcas, particulares… Hay pruebas que organiza la RFEA donde se admiten las licencias federativas de las dos federaciones y otras que cuentan con un seguro propio. Es un sin sentido. Se quieren cubrir las espaldas con la figura del seguro, pero eso no evita los accidentes.
Para mí creo que debe exigirse a los organizadores que velen por la seguridad de sus practicantes, y al CSD que tutele estas acciones, porque en caso contrario hasta podría incurrirse una Responsabilidad Patrimonial de la Administración, recogida en la Constitución Española, que señala en su artículo 106.2 que “los particulares, en los términos establecidos por la ley, tendrán derecho a ser indemnizados por toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos.”
Las pruebas oficiales de la FEDME vienen a ser 25. Si a esto le sumamos todos los calendarios de las 19 comunidades autónomas, en el año 2019 nos dan una cifra aproximada de 250 pruebas oficiales.
En la RFEA la oferta del 2019 de trail running son 19 pruebas oficiales, sin incluir otras especialidades de asfalto, ni de cross, ni de campo a través, tampoco están incluidas las 19 comunidades autónomas, ya que no todas tienen el trail running adaptado a su calendario. Dentro de estas 19 carreras es significativo la variedad que encontramos, y así tenemos pruebas como la Canfranc-Canfranc, y otras a nivel del mar, tales como la Zumaia Flysch, la Transvulcania en la Palma, o la Haría Extreme en Lanzarote. Estas carreras confirman lo planteado respecto a que la altitud no marca el sentir de qué es y qué no es montaña. Vemos como existen carreras a prácticamente nivel del mar, que en tipo de terreno, técnica en el desplazamiento y planteamiento de la seguridad, no son muy diferentes a carreras de mayor altitud como la Canfranc-Canfranc o la Riaño Trail Run. Queda reflejado que las carreras no se pueden dividir por altitud y que las condiciones de montaña se dan por un conjunto de factores para los que son necesarios conocimientos de montañismo y una trayectoria clara en ese medio.
Con estas cifras lo que se hace más que evidente es que estamos ante un negocio para algunos, y que en un futuro no muy lejano será necesario un reajuste y control de estas competiciones, además de un autoregulamiento de las mismas para que sigan siendo sostenibles. La FEDME ya lleva años con esa autoregulación y avanza de forma rápida tanto con los requisitos y el control de la seguridad, como con la parte medioambiental, generando en acuerdo con la Administración formación especializada, guías de buenas prácticas y la creación de la figura del árbitro medioambiental…. Algo de lo que la RFEA carece. Alguien tiene que ordenar esta profusión de pruebas y clasificar razonablemente. No se trata de llegar a un acuerdo amistoso, sino de evidenciar lo que se viene históricamente haciendo en nuestra federación, y sobre todo promover una práctica deportiva con seguridad.
Hasta el momento el órgano competente en el reconocimiento de una modalidad deportiva que es el CSD ha favorecido el conflicto entre las dos federaciones por una misma competencia. Claro que sería deseable un acuerdo amistoso. El diálogo siempre es bueno. Sin embargo, la RFEA no ha querido avenirse al diálogo y ha agudizado el conflicto. Lo más grave que parece que con el beneplácito del CSD.
La situación se ha agravado nuevamente, ya que el CSD ha aprobado en mayo un nuevo reglamento de competiciones que incluye dos nuevas especialidades entre las competencias de la RFEA: el trail walking dentro de la especialidad de Atletismo de trail y el road walking como subespecialidad de la marcha. Esto nos plantea una nueva y clara amenaza para la FEDME ya que puede afectar a las especialidades de senderismo y marcha nórdica.
El que al final tengan que ser los tribunales de Justicia no creo que sea bueno ni conveniente. Pensemos que todas las Comunidades Autónomas tienen competencias en materia de deporte, que les vienen dadas por sus respectivos Estatutos de Autonomía. La disparidad de sentencias puede devenir en una complejidad considerable.
Las carreras por montaña cumplen con los requisitos establecidos por el CSD para ser consideradas “modalidad deportiva”, y así se recoge desde 2001 por el propio CSD. Lo que ha hecho a posteriori el CSD es que, obviando sus propios criterios, ha permitido la introducción en los Estatutos de la RFEA de una mal llamada “especialidad de atletismo”, como es el trail running. Y estamos hablando de una modalidad deportiva con sus propias reglas técnicas, y que por definición se practica en una instalación deportiva no convencional como es el espacio natural, en este caso, las montañas y los senderos. Y con ello ha contravenido el artículo 34.1 de la Ley 10/1990 vulnerando nuestros derechos, que determina que: “sólo podrá existir una Federación Española por cada modalidad deportiva…”.
En tu opinión, ¿esta controversia puede afectar al futuro de las carreras por montaña, así como a otras actividades similares?
Creo que no sólo va a afectar a otras actividades de la FEDME, sino que va a afectarnos a todos si la Administración no hace las cosas bien. Durante las últimas décadas ha crecido considerablemente la práctica de deportes en el medio natural, entre otros las carreras, la marcha nórdica y el senderismo.
El aumento de actividades, y una incorrecta regulación, implican problemas graves de seguridad, de masificación y medioambientales. Eso conlleva más accidentes, más rescates, más legislación, más obligaciones…
Los montañeros nos estamos esforzando por promover actividades más seguras, gestionando los riesgos adecuadamente, y siempre intentando salvaguardar el medio que amamos. Que haya otras federaciones, en las que el medio montañoso no es su terreno de juego, que promuevan otro tipo de actitudes y faciliten la exposición a los riesgos del medio natural sin la adecuada formación y experiencia, nos va a pasar una factura social a la que alguien tendrá que responder. Querer convertir toda la montaña en un estadio olímpico no se puede permitir.
La RFEA tiene en su histórico el cross y el campo a través, las carreras por desierto y playa y, en su caso, también las carreras por caminos y bosques, pero siempre que su recorrido no afecte a la baja, media o alta montaña.
Como alpinista, las carreras por montaña son algo intrínseco a mi ser y a mi pasión, la montaña. Están en nuestro ADN y ligadas a mi forma de vida, han sido la base de mi preparación física antes de mis expediciones. Las carreras por montaña son de los montañeros y no nos las van a quitar.