Con un nivel medio de afectación respecto a las especies exóticas invasoras, los Parques Nacionales encaran el futuro con la mirada puesta en la divulgación y en la educación, ante unas condiciones climáticas cambiantes que beneficiarán a muchas de ellas y provocarán que otras no se sientan tan cómodas.
Estos animales y plantas usurpadores hacen «más daño» en entornos naturales con un clima «más cálido», mientras que su perjuicio es «más bajo» en aquellos con una climatología «más dura», explica a Efeverde la coordinadora del Grupo Especialista en Invasiones Biológicas, Laura Capdevila.
Esta bióloga, especializada en Ecología y Tecnología Ambiental, es una de las participantes en la publicación ‘Especies Exóticas Invasoras’ (Cátedra de Parques Nacionales), donde se recogen 17 artículos escritos por 43 expertos nacionales de instituciones científicas y órganos de gestión medioambiental, que será presentada este viernes en Alcalá de Henares (Madrid).
«Hay Parques más amenazados que otros», asegura Capdevila, quien especifica que los de Canarias o los costeros, como el de las islas atlánticas de Galicia, se encuentran «más lastimados» debido a la existencia de «climas más benignos», en comparación con Picos de Europa o Sierra Nevada, que cuentan, en esta materia, con «menos problemas».
Los parques canarios combaten la presencia de plantas foráneas, como el rabo de gato, y en los de las islas atlánticas, «a pesar de poseer bastantes problemas con numerosa flora exótica», también han contado con la visita del visón americano, animal que constituía un problema, pues «hay muchas aves que anidan en el suelo y este animal es un depredador».
«¿Cómo pudo llegar este mamífero a las islas atlánticas de Galicia? De primeras resulta chocante y te preguntas si apareció nadando porque son grandes nadadores», reflexiona la bióloga, quien añade que «pudo ser de polizón en un barco», pues «más tarde piensas que toda la costa gallega está llena de visones americanos».
Difícil control
En los Parques Nacionales, lamenta, «no resulta fácil el control de las especies exóticas invasoras» porque «si ya de por sí es complicada su gestión, cuando hablamos de entornos protegidos la situación se complica», ya que «las actuaciones siempre poseen un impacto en el medio».
Una de las vías de entrada «más frecuente», sobre todo de plantas, viene del turismo porque «portamos semillas en el calzado o impregnadas entre las ruedas del coche» y, en otros casos, se trata de especies que se han introducido alrededor del Parque, ya invasoras en ese lugar, «que por sus propios medios acceden al interior del recinto protegido».
La defensa de estos entornos, a su juicio, pasa por una labor de divulgación y educación tanto a ciudadanos como a turistas, que «ya ha llevado a cabo un gran número de Parques como una primera línea defensiva».
En otras ocasiones, prosigue Capdevila, el trabajo corresponde a medidas de gestión o prevención «si se conoce que una especie de un entorno cercano puede entrar», además de «realizar un sistema de alerta temprana para poder detectarla en el momento en el que se introduzca», para «no esperar a que sea un grave problema difícil de abordar».
Una tardanza, en su opinión, plasmada en el caso del mejillón cebra, pues «se demoraron dos años en actuar, cuando el problema era tan patente que ya no quedaba más remedio. Ese es el inconveniente que, en general, siempre ha existido en este país».
Alerta temprana
«Cuando ya tenemos una especie descontrolada, como el jacinto de agua en el Guadiana, la solución es casi inviable. No se puede revertir a la situación inicial, por lo que la alerta temprana y la actuación rápida han de ir unidas», apostilla.
Juan María Junoy, Catedrático de Biología Marina en la Universidad de Alcalá de Henares y editor de «Especies Exóticas Invasoras», relata a Efeverde que la publicación «repasa el problema de estas especies en determinadas áreas protegidas, cómo nos invaden y realmente llegan a dominar los ecosistemas».
«Vamos a acabar con una pobreza de especies enorme y contaremos con muy pocas que sobrevivan en todos los hábitats», lamenta Junoy, quien señala que se trata de un asunto acuciante, porque «nosotros somos el país con mayor biodiversidad de Europa».
Los presupuestos en este ámbito, declara, «no son enormes» y, en ocasiones, «catalogar una especie exótica invasora y tomar las medidas oportunas lleva mucho tiempo», y mientras tanto «das oportunidad de expansión a un problema, que podía ser resuelto con rapidez al inicio, pero se convierte en grave».
Abandono de mascotas
Una medida «importante», indica el experto, pasa por concienciar a la sociedad para que «no se suelten mascotas en el campo», porque esta práctica constituye «una salvajada contra la naturaleza».
Esta actuación es compartida por la bióloga Laura Capdevila, quien afirma que «la gran mayoría de especies exóticas son invasoras», y han llegado a través del comercio de alguna u otra manera, «ya sea como mascotas procedentes de otros lugares o plantas ornamentales cuya venta está prohibida y siguen presentes en algunas viveros».
En definitiva, se trata de «especies que ya están catalogadas como invasoras» y, por tanto, «no se pueden comercializar», una práctica, ha dicho, producida por «desconocimiento».
Fuente: eldiario.es