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¿Qué “empaña” los caminos señalizados de nuestro país?

Una de cada once personas practica el senderismo en España, ocasional o regularmente. El tránsito de esas cuatro millones de personas implica vivencias personales muy valiosas, pero también viene acompañado de una problemática poco divulgada ¡te contamos esas “sombras”!

No vamos a descubrir a estas alturas los beneficios del senderismo, tan múltiples como diferentes son las visiones de qué buscamos realmente en la naturaleza. Sus beneficios resultan innegables y el interés por la actividad también, pero hoy nos vamos a ocupar de qué “empaña” los caminos señalizados de nuestro país.

DOBLE PROBLEMÁTICA

Como toda actividad humana en el medio natural, el senderismo se enfrenta en nuestro país a una doble problemática: endógena (ocasionada por parte de los propios senderistas) y exógena (ocasionada por personas y fenómenos ajenos al senderismo). Todos esos problemas serían fácilmente evitables si apelásemos a nuestros valores ciudadanos y las administraciones aplicasen a nivel local planes específicos .

PROBLEMÁTICA ENDÓGENA

Entre los problemas que más a menudo se detectan puntualmente en los 60.000 kilómetros de senderos marcados que tenemos en España destacan:

1) Falta de formación técnica. Se asocia lo fácil que resulta caminar por un sendero cómodo con pasear por un núcleo urbano. Sin embargo se trata de una actividad en el medio natural, a menudo en montaña, y que por tanto conlleva riesgos, desde leves (extravío temporal o fatiga), a medios (ser sorprendidos por una tormenta) o graves (torceduras de pie o caídas en cortados rocosos). Las estadísticas demuestran que se trata de un colectivo que rara vez pertenece a un club o entidad donde puedan formarse sobre técnicas y gestión del riesgo) y que no complementa sus conocimientos con la lectura de manuales o el visionado de vídeos tutoriales de calidad. El ratio de los que se federan y/o forman con cursos respecto a los que muestran absoluto desinterés es de 1:40 .

2) Relativización de la importancia del material. A menudo no se invierte el tiempo necesario en adquirir un material de buena calidad, lo que puede comprometer nuestra seguridad. El ejemplo más significativo es la adquisición de calzado con criterios más estéticos (como aspecto moderno o muy ligero) o de bajo precio que en buscar que incluyan suelas muy adherentes en terreno seco… ¡y mojado! También es muy común utilizar chubasqueros poco impermeables, que calarán tras sólo 10 o 20 minutos de lluvia intensa, o mochilas de colegio pese a que en no pocas ocasiones se van a cubrir distancias superiores a los 10 kilómetros, entre la ida y la vuelta.

3) Turistificación o frivolización de la actividad. Se visitan espacios naturales protegidos como quien hace turismo rural. Rara vez se llevan mapas específicos (escala 1:25.000), pues se suele confiar en un marcado y cartelería muy precisos pero que quizá no lo sean tanto, y nos contentamos con echar un vistazo al mapa generalista que hay en los aparcamientos de los espacios más visitados. Como desvalorizamos la posibilidad de imprevistos, no llevamos una buena linterna frontal (de al menos 200 lúmenes) ni agua de reserva.

4) Se observa un incremento muy rápido de salidas en grupos masivos, ya sea por “quedadas” realizadas desde grupos de redes sociales o por los ratios desproporcionados de algunas empresas que para compensar el bajo precio de su actividad incluyen de 30 a 80 personas… ¡con un solo guía! Los grupos grandes son ruidosos (puede que a alguien ajeno a nuestro grupo no le agrade escuchar nuestros gritos y bromas en voz alta), lentos, heterogéneos e incompatibles con entornos frágiles.

5) Promoción y divulgación desmedida de nuestros “descubrimientos” en redes sociales. En España hay miles de perfiles que incluyen habitualmente detalles de la excursión que han realizado con un enfoque supuestamente semi profesional, buscando en ocasiones poco más que un “me gusta” o el agradecimiento y alabanzas de otros. La geolocalización de valores singulares, como árboles centenarios o pequeñas lagunas poco conocidas, está provocando un efecto llamada y perjuicios medioambientales de los que ya alertan agentes forestales de diversas comunidades.

6) Sólo dos de cada cien personas que practican el senderismo poseen un seguro deportivo, ya sea de tipo federativo o privado. En caso de búsqueda por extravío, accidente o rescate algunas comunidades pueden repercutirnos el gasto originado, que ascenderá a varios miles de euros.

7) Falta de colaboración y empatía con los pueblos cuyo municipio incluye nuestro objetivo. A menudo llegamos con la comida ya comprada en una gran superficie de la ciudad y sólo paramos a la vuelta en el pueblo ¡para depositar nuestra bolsa de basura!

PROBLEMÁTICA EXÓGENA

Las situaciones problemáticas más comunes son:

a) Ausencia de mantenimiento adecuado de los senderos menos transitados, lo que repercute en una señalización deficiente u obsoleta. Hay casos notables de importantes senderos ¡señalizados por voluntarios que no son expertos en la zona o empresas inexpertas en balizado de senderos (existe una metodología y materiales específicos que deben cumplir la normativa vigente).

b) Riesgo puntual, bajo pero presente, de ser atropellado en caminos y vías pecuarias cercanas a las grandes capitales, como Madrid y Barcelona. No es difícil ver motos de campo circulando a gran velocidad en zonas sin visibilidad o aficionados a la bicicleta de montaña bajando deprisa por senderos balizados (aunque es cierto que la mayoría se muestran más respetuosos con los “peatones” que los “moteros”).

c) Falta de vigilancia en la mayoría de los espacios protegidos. Por lo general el número de agentes medioambientales resulta insuficientemente en prácticamente todas las comunidades y están dedicados casi en exclusiva a tareas de mayor relevancia. No te será difícil ver a gente molestando con sus perros suelto al ganado (aunque existen dueños de mascotas muy respetuosos) o a cualquier “elemento” haciendo fuego en el sitio más insospechado sólo para divertirse.

d) Empresas de rutas y diferentes actividades manejándose a su gusto y sin control en espacios valiosos. Desde furgonetas que transportan repetidamente y hacia arriba a un grupo de bicicletas que momentos antes han transitado ladera abajo cualquier bosque,vuelos de helicópteros privados (en Pirineos tenemos casos de heli-esquí y heli bici) o salidas nocturnas multitudinarias en épocas de nidificación de aves (un grave problema en sitios tan emblemáticos como el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama). Una parte importante de las actividades las conducen individuos sin titular o insuficientemente titulados, y suele disfrazarse en la web de su empresa con frases tipo “Todos nuestros monitores están titulados”.

Fuente: Revista Oxígeno (leer más…)

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