El accidente de un escalador en una gran pared siempre implica un gran desafío técnico, logístico y operativo para el equipo de rescate. La complejidad del terreno, la dificultad para establecer anclajes sólidos, las condiciones meteorológicas y la visibilidad, son factores que influyen en las decisiones operativas, como la cantidad mínima de personal y el material específico necesario. Lo ideal es que los procedimientos estén previamente formalizados y que el personal de rescate conozca y haya entrenado las técnicas, así como el manejo de todos los materiales habituales en el rescate en montaña.
En este contexto de compromiso con la seguridad y la formación, la Federación Insular de Montañismo de Tenerife impulsa la capacitación de sus escaladores federados. Recientemente, dos alumnos que cursaron un curso de auto-rescate en pared participaron en una maniobra de simulación con la Guardia Civil de Montaña (GREIM) y la Cruz Roja de Montaña. Este simulacro, que contó con rescatadores y personal sanitario, incluida una médico, se desarrolló en el Parque Nacional del Teide.
El ejercicio recreó un escenario de accidente: dos escaladores sufren la caída de una piedra que impacta al segundo de la cordada, causándole una fractura en un brazo. Su compañera, que se encontraba en la reunión superior, se encargó de evaluar el estado de su compañero, inmovilizar el miembro afectado y proceder a una maniobra de izado por contrapeso hasta la reunión superior.
Tras dar la voz de alerta a los servicios de rescate, se movilizó el dispositivo por tierra y aire, utilizando el helicóptero de la Guardia Civil. El empleo de aeronaves se considera el medio más rápido para llevar a cabo la evacuación una vez finalizado el rescate. En este caso, el helicóptero depositó a los rescatadores en la cumbre, quienes posteriormente se encargaron de la extracción e inmovilización de la víctima en una camilla. Esta camilla fue descendida a tierra mediante un sistema de cuerdas y elementos desembragables.
Este tipo de maniobras refuerzan la necesidad de que las tomas de decisiones en el rescate en grandes paredes sean siempre colectivas y coordinadas para minimizar riesgos. Además, contar con personal que no solo tiene entrenados los procedimientos, sino que también conoce los lugares de posibles accidentes, supone una garantía para agilizar aspectos de la operación, como un acceso más rápido al accidentado. La decisión final sobre si la evacuación del accidentado es hacia arriba o hacia abajo dependerá de múltiples factores, como la accesibilidad de una ambulancia o el punto de toma de un helicóptero para el traslado a un centro sanitario. La coordinación entre la preparación de los escaladores y la respuesta de los equipos profesionales es fundamental para garantizar un resultado satisfactorio y la seguridad de todos los intervinientes.