La práctica de los deportes de la montaña en cualquiera de sus distintas modalidades va unida al fomento de valores, y debe llegar a ser una escuela de valores para todas las personas, especialmente para las más jóvenes. La práctica en el Medio Natural, con sus riesgos y dificultades inherentes nos obliga a ir más allá de la pura habilidad o destreza deportiva y nos lleva a plantear la necesidad de desarrollar, entre otros, la solidaridad, el compañerismo, la ayuda mutua, como elementos necesarios en nuestro devenir deportivo y por extensión en nuestra vida social. En las federaciones deportivas de montaña debemos propiciar momentos para el desarrollo de esos y otros valores y fomentar que los clubs se conviertan en un vehículo que favorezca ese crecimiento.
Momentos que están ejemplificados perfectamente en lo sucedido en el Campeonato Internacional de Joëlette celebrado en el marco de la Santa Cruz Extreme este fin de semana.