La Asociación Española de Municipios de Montaña (EsMontañas) lanza un grito desesperado, pidiendo ayuda urgente y solicitando al Estado un plan de rescate para salvar el tejido económico de los pueblos de montaña que viven una situación critica, motivada por la pandemia. Esta situación, que nos afecta a todos, aún es peor en estas economías frágiles, dependientes de la llegada de visitantes de los espacios urbanos. Por el contrario, Francia, nuestro vecino pirenaico, sí ha puesto en marcha un plan de rescate para impedir que sus territorios de montaña se hundan definitivamente.
Esta situación se ha agravado este invierno por la ausencia de turismo ligado al disfrute de la nieve. Así, las pequeñas empresas de estos pueblos, como comercios, restaurantes, etc., han visto como sus ingresos prácticamente se han reducido a cero. EsMontañas reclama la revisión de unas medidas en unos municipios que en su mayoría cuentan con menos de 1.000 habitantes y “no pueden tener las mismas restricciones que una ciudad de 1 millón de habitantes”.
Los montañeros somos sensibles a esta petición de ayuda, somos más de 250.000 federados en toda España que acudimos –siempre que podemos- a practicar nuestro deporte a los espacios rurales de montaña, contribuyendo de forma más que significativa a sus economías: consumiendo, pernoctando, comprando productos locales… Y aunque en este momento crítico las restricciones no nos lo permitan, en cuanto la situación mejoré volveremos con más ganas si cabe a disfrutar de los valles, de las montañas y de la hospitalidad de los montañeses, con los que compartimos nuestro amor por la naturaleza y sus paisajes.
Mientras eso ocurre es necesario que la Administración tenga una consideración especial con estos lugares, verdaderos reservorios de nuestra identidad y de nuestro patrimonio natural y cultural. Por ello la FEDME se suma y apoya esta petición de auxilio y la hace suya, con la esperanza de que las Administraciones sean sensibles a esta situación desesperada.