Seleccionar página
Seis aventureras que marcaron el rumbo

Seis aventureras que marcaron el rumbo

De la primera mujer que escaló el Everest o la expedición de tres británicas en 4×4 en los años cincuenta, hazañas femeninas que merecen ser contadas

Davies, Sims y Deacock. Tres pioneras

Era el 6 de mayo de 1958 cuando comenzaba la hazaña de Anne Davies, Eve Sims y Antonia Deacock. Ese día, estas tres mujeres inglesas recogieron en Francia el todoterreno que las llevaría por más de 10 países en coche (entre ellos, la entonces República Federal Alemana, Austria, la antigua Yugoslavia, Grecia, Turquía, Irán, Pakistán o la India) en una expedición que duró cinco meses, e incluyó aventuras como una última etapa de 500 kilómetros a pie en 21 días hasta el reino budista de Zanskar. Tenían 35, 25 y 26 años, y ninguna experiencia como expedicionarias, pero llevaban seis meses preparando todo y buscando patrocinadores.

La prensa, sin embargo, se encargó de rebajar su gesta, definiéndola como la aventura de “unas amas de casa”. Sí, las tres estaban casadas con montañeros, pero lo suyo no fue una incursión aleatoria. Como la propia Anne Davies escribió, su intención era “entender la vida de las mujeres y los niños de Zanskar; entender lo mejor posible sus condiciones sociales, forma de vida, artesanía y gastronomía y hacer una película sobre la expedición”. También estaba en la lista, “si fuera posible”, matizaba ella, coronar una cumbre. Y lo consiguieron. Escalaron una virgen en Afganistán, que rebautizaron como el Pico de las Esposas. Aunque su historia no ocupa en los libros de historia alpina el lugar que posiblemente merece, abrieron las puertas para que el trekking fuera una afición al alcance de todos. Davies, Sims y Deacock dejaron claro que si ellas pudieron hacerlo a finales de los cincuenta y con zapatillas de lona y pantalones de hombre, la montaña es accesible para todos.

Carmen de Burgos. La periodista olvidada

Se han hecho películas de vidas bastante menos intensas que la de Carmen de Burgos (1867-1932), considerada la primera periodista profesional en España. Apodada Colombine para ocultar que quien escribía era una mujer, fue una de las reporteras más viajadas y talentosas, pero bien pocos lo saben. Quizá porque era, además de mujer, molesta, y porque tras la Guerra Civil sus libros fueron prohibidos. Hablaba del sufragio femenino y del divorcio; era corresponsal de guerra, viajaba y lo contaba.

Carmen De Burgos nació en Rodalquilar (Almería), donde creció como hija del vicecónsul de Portugal, quien alentó su mente viajera y su amor por el país vecino. En 1905, después de pasar por varias Redacciones en Madrid, se marchó a estudiar con una beca a Francia (París le fascinó), Italia y Mónaco. Los sellos de su pasaporte quedaron reflejados en reportajes y relatos, en novelas y conferencias, e inspiraron los salones literarios que fundó a su regreso a España. Ella, que salpicaba sus crónicas de adjetivos e historia, era, además de creativa e independiente, una docente nata. Su primer gran libro de viajes fue Por Europa, que tuvo dos volúmenes de ensayos. En el primero repasó Suiza, Dinamarca, Suecia y Noruega, y el segundo lo inspiraron Alemania, Inglaterra y Portugal. Le siguió Cartas sin destinatario (1912), sobre los Países Bajos. En muchos de estos viajes estuvo acompañada de su pareja durante dos décadas, Ramón Gómez de la Serna, 20 años menor que ella. También fue novelista y traductora. Décadas de letras viajeras que bien merecen una incursión entre sus páginas.

Junko Tabei. Una montañera que rompió moldes

A Junko Tabei (1939-2016) trataron de inculcarle que tenía que estar sirviendo té a su familia y criando niños, no escalando picos; que debía encontrar un marido universitario y quedarse en casa. Pero lo de esta japonesa eran las montañas, y las ascendió casi hasta el final de sus días. Nacida como Junko Istibashi en la prefectura de Fukushima, logró que un mundo que miraba su metro y medio de estatura y su género con prejuicios reconociera su valía como alpinista. Más que eso: hizo historia. Empezó escalando todos los grandes picos de Japón y se convirtió en la primera mujer en coronar el Everest. Fue en 1975. Y a lo largo de su vida se hizo también con las cimas más altas de América del Norte, Sudamérica, África, Europa, Oceanía y la Antártida.

Pero su hazaña no era solo una cuestión individual; consiguió que las mujeres amaran la montaña y reclamasen su espacio en ella. En 1969, a sus 30 años, fundó el Club de Montaña para Mujeres Joshi-Tohan. Un año después protagonizó el primer ascenso de una expedición femenina al Annapurna III (7.555 metros), en Nepal. Precisamente en el Himalaya vivió uno de los capítulos más dramáticos de su carrera. A 6.300 metros, una avalancha barrió a 15 alpinistas japonesas y sus seis guías, uno de los cuales rescató a Tabei. Poco después de aquello alcanzaba la cumbre del Everest, a 8.848 metros. Aquel destino se convertiría más adelante en otro de sus caballos de batalla: a sus 61 años obtuvo el título en Ciencias Ambientales movida por la preocupación que le causaba el tipo de turismo y la basura acumulada en el llamado techo del mundo.

Aurora Bertrana. De la Polinesia a las cárceles de Chauen

La historia no siempre es justa con sus protagonistas, o al menos con algunas de las que se aventuraron a vivirla y contarla al mundo. Aurora Bertrana Salazar (1892-1974) demostró que los viajes a territorios más remotos consiguen retratar la sociedad, el momento y la historia que los conforman. Nacida en Girona a finales del siglo XIX e hija del escritor modernista Prudenci Bertrana, contravino a las normas desde la infancia, cuando empezó a escribir relatos. Le hubiera esperado la costura, no el pensamiento, pero la primera puntada de su historia la hilvanó el violonchelo. Con 17 años empezó en Ginebra los estudios de música, pero no aguantó mucho. Prefirió fundar la primera orquesta de jazz femenina, con la que recorrió los hoteles de los Alpes.

No tardó en casarse y marcharse a la Polinesia, lugar que inspira su recopilación de relatos Peikea, princesa caníbal. También hablará de Oceanía, Martinica, Guadalupe y Panamá en sus crónicas de viajes y reportajes en revistas como D’Ací i d’Allà y en periódicos como L’Opinió. En 1930 publica Paradisos oceànics. Como reportera, en 1935 viajaría sola a Marruecos, donde se adentró en harenes, burdeles y cárceles. Un viaje por Tetuán, Casablanca y Chauen en el que intentó descrifrar el papel de la mujer en la sociedad musulmana, a la que dedicó El Marroc sensual i fanàtic. Siempre destacó por su mirada feminista, activismo que le acompañó hasta sus últimos días. No en vano, fue una reconocida conferenciante y política, entre otros muchos círculos, del Lyceum Club Barcelona, club de mujeres que fundó en 1931.

Fuente: El País (leer más…)

Nota de la  Expedición Canaria “Hielo Patagónico” tras el rescate.

Nota de la Expedición Canaria “Hielo Patagónico” tras el rescate.

Expedición Hielo Patagónico 2008

Juan Diego Amador, Alfredo Ramírez y Tomás López explican los pormenores de lo ocurrido tras ser rescatados del Monte San Valentín.

A menos de 24 horas de haber sido rescatados, con la serenidad recuperada por haber salido ilesos y con una visión más global de cómo se ha vivido fuera de la montaña nuestra traumática experiencia, queremos explicar con mayor detalle y sin las limitaciones propias de las circunstancias, el desarrollo de los hechos acontecidos en el Hielo Patagónico. Por supuesto, también es el momento para agradecer públicamente a todos los que hicieron posible nuestra evacuación, tanto desde Chile, como desde España.

Antecedentes

El Monte San Valentín es una montaña que no impresiona por su altura si la comparamos con las altas cimas del Himalaya. Con 4.080m., es la montaña más alta de la Patagonia y para llegar hasta ella hay que adentrarse en el Campo de Hielo Norte, exponiéndose a uno de los climas más rigurosos del Planeta.

 

Expedición Hielo Patagónico 2008
 

Sabíamos que la mayor complejidad de esta expedición estaba en llegar hasta la base de la montaña, más que en su ascensión. Mientras que en una cima de 8.000m., ante un inminente cambio de tiempo normalmente puedes descender hasta el Campo Base, una retirada en el Campo de Hielo supone dos o tres jornadas en medio del temporal para llegar a los valles, pues se trata de una basta extensión sin protección alguna a los fenómenos meteorológicos. Así que los dos factores que llevan a clasificar al Monte San Valentín como un objetivo alpino de alta dificultad, son la enorme extensión del territorio a recorrer antes de llegar a la montaña (podríamos describirlo como un 8.000 en horizontal) y el alto grado de exposición a los fenómenos meteorológicos adversos.

Sabíamos de antemano donde nos adentrábamos, pues conocíamos que desafortunadamente hace tres años el mal tiempo devoró literalmente a una expedición chilena; que el año pasado, una expedición de Al Filo de lo Imposible también estuvo a punto de ser devorada, pero que gracias a su experiencia y a un leve respiro meteorológico pudieron ser rescatados en helicóptero. Incluso éramos conocedores de que recientemente el chileno Pablo Besser, (uno de los mayores expertos en los Campos de Hielo), junto a José Mijares, hicieron un intento frustrado hace pocas semanas. Pero precisamente por eso elegimos este atractivo objetivo que los primeros días se mostró dócil y asequible, pero después se transformó en inhóspito e inaccesible. Queríamos intentar una montaña en todas sus dimensiones y nos adentramos en ella conocedores de a lo que nos exponíamos y asumiendo las posibles consecuencias, pues a eso se le llama aventura.

Habíamos tomado todas la medidas para poder salir ilesos de esta expedición, pero aún así el Monte San Valentín nos escupió literalmente de sus faldas. Durante la planificación de este viaje nos habíamos puesto en contacto con D. Sebastián Álvaro, director de Al filo de lo Imposible y con el Teniente Alberto Ayora del Grupo Militar de Alta Montaña de Jaca, miembros de la expedición del año pasado. Siempre estaremos agradecidos por sus advertencias y consejos, pues fueron vitales para salir ilesos de la borrasca.

Por mi formación como geógrafo sabía de antemano que uno de los factores que convierten al Monte San Valentín en una aventura de alta dificultad es la meteorología. El viento predominante del oeste arrastra la humedad del océano pacífico y estas masas de aire cargadas de humedad, al chocar con la orografía de la cordillera andina ascienden violentamente, formándose enormes masas de nubes de microcristales que se adhieren a todo lo que tocan. Así que el rigor no es sólo por el frío extremo o la dureza de la montaña, sino sobre todo por la posibilidad de quedarte atrapado en medio de una de estas tormentas.

Por mi experiencia en altas montañas y en lugares fríos, elegimos el mejor material del que disponíamos para enfrentarnos a las condiciones que esperábamos. Pero ni en el alto Everest, ni en la gélida Antártida he encontrado el intenso y persistente viento que con rachas superiores a 100 Km./h y acompañado de una nieve densa y húmeda sepulta todo lo encuentra a su paso. Hasta tal punto se trata de un fenómeno meteorológico adverso significativo en el área que localmente se le conoce con el sobrenombre de "viento blanco".

Así que éramos conocedores de la naturaleza de la climatología y de la necesidad de una logística precisa y exquisita, no sólo para lograr la cumbre, sino por encima de ello, para retornar con seguridad. Éramos conscientes de a lo que nos exponíamos y tomamos las medidas oportunas para ir al San Valentín, por lo que a día de hoy consideramos que los hechos que narramos a continuación fueron un cúmulo de circunstancias que nos pusieron contra las cuerdas y que, gracias a la inestimable ayuda del Ejército Chileno, del ONEMI (Organismo Nacional de Emergencias e Incendios), de las instituciones españolas y de nuestra propia experiencia pudimos salvar.

El desarrollo de los últimos días

El día antes de instalar nuestro campamento base habíamos dormido al refugio de unas rocas que, a modo de contrafuerte, nos protegían de un flujo de viento en aumento con dirección reinante del oeste, acompañado de nubes lenticulares en las capas altas de la atmósfera que indicaban un previsible cambio de tiempo. Con esta incertidumbre pasamos las escasas 6 horas de oscuridad de la noche Patagónica a estas latitudes y en esta época del año.

Ante el inminente cambio de tiempo decidimos llegar al campo base lo antes posible. Elegimos una ladera bajo el Cuerno de Plata que a priori nos parecía menos expuesta al viento y más cercana y directa para intentar la cumbre.

Construimos un buen contrafuerte con bloques de hielo alrededor de nuestra tienda y planificamos nuestro primer intento para el siguiente día, domingo 14. Al acostarnos el cielo estaba algo cubierto pero queríamos aprovechar que casi tocábamos la cumbre con la mano. Durante la noche nos sorprendió que el altímetro ascendiera bruscamente de 3.000m., hasta los 3.060m, lo que se traducía en un violento descenso de la presión y por tanto en un definitivo empeoramiento del tiempo.

A media noche las rachas de viento forzaban la tienda hasta tal punto que el techo tocaba nuestros sacos de dormir. Salimos a supervisar la instalación y observamos como la nieve iba cubriendo poco a poco el muro que nos protegía. Pasada las 4:00 de la madrugada la nieve empezaba a subir por los laterales de la tienda y decidimos hacer turnos para palear la nieve acumulada.

 

Expedición Hielo Patagónico 2008
 

A las 5:00 de la madrugada amaneció y el viento amainó. El lunes día 15 lo dedicamos a prepararnos para lo que se nos podría venir encima. Limpiamos todo de nuevo, reforzamos la tienda y mejoramos las protecciones. Al atardecer el viento aumentó exponencialmente, hasta tal punto de que teníamos que gritarnos para podernos oír. El flujo de aire era tan intenso sobre las montañas que sonaba como la mayor de las turbinas. Además de la excesiva intensidad del viento, nos preocupaba sobre manera las intermitentes rachas, pues las variaciones bruscas provocaban que la tienda se inflara y desinflara violentamente, como si de un globo se tratara, con el consiguiente riesgo de rotura. Decidimos que no podíamos descansar ni un momento y montamos turnos de trabajo de media hora, pues por las extremas condiciones que había fuera de la tienda era imposible permanecer más tiempo en el exterior. Mientras dos descansaban en el interior, uno paleaba fuera. Así estuvimos durante toda la noche, hasta que a las 4:00 de la mañana, cuando Alfredo hacía su turno nos gritó alarmado diciendo que era incapaz de mantener la tienda a salvo, pues la cantidad de nieve que se acumulaba era mayor que la que el era capaz de evacuar. A pesar de nuestros intentos, pocos minutos más tarde la tienda desaparecía bajo la nieve. Nos dio tiempo para entrar a recuperar los sacos de dormir y al salir la cremallera estaba trabada por la deformidad de la tienda y nos vimos obligados a rasgar el ábside con una navaja para poder salir. En la oscuridad de la noche intentamos hacer una cueva de hielo para guarecernos, pero fue materialmente imposible y optamos por instalar la segunda tienda. Cuando la fuimos a buscar nuestros trineos también habían sido sepultados por la nieve. Quizás este fue uno de los momentos más críticos, pues estuvimos a punto de quedarnos sin protección en medio de la tormenta. Finalmente instalamos la tienda y pudimos superar nuestra segunda noche en el "viento blanco".

Al amanecer del día 15, tras la perdida de la mejor de las tiendas y ante el empeoramiento de las condiciones decidimos hacer nuestra primera llamada a Canarias para advertir de las condiciones en que nos encontrábamos. La decisión de llamar a Canarias vino motivada porque nos quedaba muy poca batería, probablemente para una única llamada, pues las malas condiciones impedían que la placa solar recargara el teléfono satélite. Así que llamamos a un familiar a quien explicamos nuestra situación y facilitamos nuestras coordenadas (46º38’277’” S; 73º17’742” O, altitud 2.970m, al SO del Cuerno de Plata). Esta primera llamada la hicimos por precaución, pues seguíamos soñando con la cumbre y mirando hacia ella, pero queríamos cubrirnos las espaldas y prever lo peor.

Aprovechamos una pequeña ventana de un par de horas de sol para recargar la batería del satélite que nos permitió mantener contactos periódicos con el puesto de mando. A partir de este momento nuestra única comunicación fue con el Ejército, Carabineros y con el ONEMI, con quienes se comunicaban nuestros familiares y medios de comunicación, pues las limitaciones de nuestro equipo de telefonía nos aconsejaban dosificar la batería.

La segunda tienda con la que contábamos era una ligera, de una sola capa, diseñada para intentos rápidos. A pesar de que era totalmente nueva y de gran calidad, temíamos que fuera incapaz de resistir el azote continuo del "viento blanco" y el peso de la nieve acumulada. Planteamos de nuevo la posibilidad de una cueva de hielo, pero el terreno que nos rodeaba nos lo impedía y las condiciones eran tan malas que no podíamos desplazarnos para buscar un buen lugar.

Las siguientes 24 horas las condiciones meteorológicas siguieron empeorando. Mantuvimos los turnos de trabajo y al mismo tiempo, ante la imposibilidad de evacuar la nieve, cada cierto tiempo mudábamos la tienda de lugar para empezar de nuevo. El agotamiento se iba haciendo con nosotros y la noche del día 16 fue nuestro segundo momento crítico. Llevábamos tres días y tres noches de duro trabajo, sin dormir y con escaso aporte de nutrientes y líquido, pues salvar la tienda era nuestra prioridad. A media noche Tomás López comenzó con los primeros síntomas de hipotermia y nos centramos en que recuperara la temperatura.

Después de tres días en estas condiciones, tanto la ropa que llevábamos puesta como las mudas y los sacos de dormir estaban muy húmedos, por lo que era muy difícil mantenernos calientes. A esto se le unía el esfuerzo y el cansancio acumulado que desembocó en un desgaste físico por encima de lo normal.

Ante esta situación decidimos centrarnos en salir lo antes posible y lo mejor parados. Valoramos las opciones y concluimos que nos resultaría realmente difícil retornar sobre nuestros pasos al Valle Leones, pues el mal tiempo persistía y nos estábamos desgastando físicamente. Conocíamos la ruta de vuelta y estaba llena de grietas, ahora tapadas por la nieve caída. Alcanzar el paso del Valle Leones nos requeriría tres días más y sabíamos que era imposible hacerlo con mal tiempo, pues sería la crónica de una muerte anunciada. En este momento volvimos a establecer comunicación con el puesto de mando del ejército y protección civil y, entre todos, valoramos como la opción más inteligente permanecer atrincherados, dosificando nuestras fuerzas y alimentos hasta que llegara la bonanza.

Esa misma noche los tres volvimos a padecer hipotermia y la tienda empezó a quebrarse, al límite de su resistencia, por lo que decidimos dar oficialmente la alarma del SOS. y solicitar nuestra evacuación. Desde el puesto de mando de Coyhaique nos comunicaron que ya tenían adelantada la logística de la operación, con dos helicópteros y dos patrullas de tierra por si persistía el mal tiempo y no podían volar. Así que el día 17 un avión sobrevoló la zona para confirmar las coordenadas y, casualmente nos localizaron por el destello de la placa solar sobre la tienda. Esa misma tarde nos comunicaron que estaba todo listo para sacarnos, pero el tiempo no dio ninguna tregua.

La noche del día 17 fue la peor de todas. La tienda estaba muy desformada y las escasa energía que nos quedaba nos impedía continuar con los turnos de paleo, por lo que nos limitamos a seguir trasladando la tienda sobre la nieve virgen hasta que amaneciera. En el interior todo estaba mojado; la escarcha cubría las paredes de la tienda y los sacos de dormir, como si estuviéramos en el interior de una cámara frigorífica. Para perder el menor calor posible dormíamos como una camada, acurrucados los unos con los otros.

Nos habían comunicado que la mañana del jueves 18 habría una pequeña ventana y acordamos que intentarían sacarnos a las 6:00 de la mañana. Sobre las 5:00, con los primeros rayos del día salimos de la tienda. Para facilitar la maniobra del helicóptero marcamos una zona de toma con los trineos y las raquetas; con una funda vivac roja y un piolet, señalamos la dirección del viento. De momento el cielo permanecía cubierto, por lo que estábamos algo desesperanzados, pero como si por arte de magia se tratara, con extraordinaria precisión, a las 6:00 horas se abrió sobre nosotros un claro en el cielo de varios kilómetros cuadrados, tal como había previsto el equipo de rescate.

Tras un primer intento abortado por la nubosidad reinante en el Valle, nos dieron las 8:30 horas esperando, por lo que llamamos de nuevo al puesto de mando algo desesperados. Nos comunicaron que aunque a 3.000 m había un claro, los pilotos no encontraban hueco entre las nubes para poder ascender, viéndose obligados a regresar a la base. A pesar de ello, tras repostar combustible realizaron un segundo intento y el helicóptero del ejército chileno, como si de un arcángel se tratara nos rescató a las 9:20 horas. Tras una maniobra rápida y precisa, veinte minutos más tarde pisábamos la hierba del campo de fútbol de Puerto Tranquilo. De todo el material sólo pudimos salvar las cámaras, el resto desgraciadamente quedó en la montaña, pues las dimensiones del helicóptero de rescate sólo permitía que entráramos los tres. Sentimos haber abandonado nuestras pertenencias en el Monte San Valentín, pero no por su valor material, sino por el perjuicio ambiental que ocasionamos a este inmaculado territorio que admiramos desde el primer día que lo vimos.

 

Expedición Hielo Patagónico 2008
 

A partir de nuestro rescate tomamos conciencia de dos aspectos que debido a nuestro aislamiento desconocíamos, por una parte la dimensión mediática que el rescate había adquirido dentro y fuera de Chile y, por otra, la suerte que habíamos tenido aprovechando esa tregua del buen tiempo, pues esa misma tarde entró un nuevo sistema frontal más violento aún que el que soportamos y que se estima dure al menos cuatro días.

Nuestro más sincero agradecimiento

En primer lugar, nuestro más afectuoso y eterno agradecimiento por su inestimable esfuerzo a las dos instituciones chilenas que, en excelente coordinación, hicieron posible la evacuación: el ONEMI (Oficina Regional De Emergencia del Ministerio del Interior) y al Ejército de Chile (Cuartel General de IV División del Ejército y Carabineros de Coyhaique). En particular, nuestro agradecimiento al Sr. Sidi Bravo y Juan Azocar (Responsables del ONEMI en Coyhaique) y a todo su personal, quienes con gran profesionalidad coordinaron las labores. Nuestro más sincero agradecimiento al destacamento del Cuartel de IV División del Ejército y Carabineros de Coyhaique en general y en particular, al Coronel Valdez quien, con notable camaradería, puso a nuestra disposición todos los medios a su alcance.

En especial, nuestro más distinguido agradecimiento a los dos pilotos que hicieron posible el rescate, los Capitanes D. José Paredes y D. Sergio Vilches, quienes como último eslabón de esta extensa cadena, nos devolvieron a la vida. Además, a todas las demás personas que en el anonimato colaboraron, de una u otra manera.

 

Expedición Hielo Patagónico 2008
 

Por supuesto también nuestro eterno agradecimiento a todos los que desde España colaboraron en coordinación con las Instituciones chilenas. En especial, a la Embajada de Chile en España, a la Embajada de España en Chile, en particular al Cónsul Español D. Nabor Manuel García y al Vicecónsul D. Leopoldo Jiménez, a la Delegada del Gobierno de España en Canarias, Sra. Carolina Darias, al Gobierno de Canarias, concretamente a la Dirección General de Seguridad y Emergencia (Centro Coordinador de Emergencia y Seguridad), D. Fernando Clavijo Redondo, Dª Carmen Delia González Martín y D. Luís Santacreu, al Cabildo Insular de Tenerife, D. José Manuel Bermúdez Esparza, al Ayuntamiento de La Laguna, D. Fernando Clavijo Batle, a Protección Civil España. Todos mostraron un apoyo incondicional desde conocieron la noticia, mantuvieron permanente contacto con las instituciones chilenas que nos prestaron auxilio y mostraron apoyo a nuestras familias, lo que siempre agradeceremos. Por último y no menos importante, a mi hermano Julio, quien asumió la responsabilidad de escribir en primera persona en la web para mantener informados a quienes se preocupaban por nosotros, con la escasa y confusa información de que disponía.

En unas semanas se nos olvidará el mal trago pasado allá arriba y recordaremos lo que disfrutamos del maravilloso espectáculo que nos ofreció el Hielo Patagónico; las nubes con formas caprichosas danzando bajo un cielo azul añil en una interminable plataforma helada, donde lo humano se hace infinitamente pequeño.

Pero a buen seguro nuestro mejor recuerdo, que permanecerá inalterable en nuestra memoria, será el esfuerzo que un grupo de personas de buen corazón que de un lado y otro del océano atlántico unieron sus esfuerzos para salvarnos la vida.

Ahora intentaremos regresar a Tenerife lo antes posible para pasar las Navidades con la familia; después de este episodio sólo deseamos recuperar los kilos perdidos y la serenidad. Por suerte, volveremos a casa los tres, y como suele ocurrir en estas experiencias únicas y esperemos que irrepetibles, nuestros lazos de amistad se han estrechado como el más seguro de los nudos de escalada.

Eternamente agradecidos.

 

Juan Diego Amador, Alfredo Ramírez y Tomás López

Coyhaique (Chile), a 19 de diciembre de 2008.

www.juandiegoamador.com

Ya han sido rescatados

A las 13 horas (hora local canaria) Juan Diego Amador llamó a su hermano Julio por teléfono satélite para comunicarle que se encontraban en una base militar chilena, después de haber sido rescatados por un helicóptero del ejército. Las noticias fueron breves: se encuentran bien. Juan Diego tuvo que cortar la llamada por tener que ceñirse al protocolo militar.

 

Fuente: www.juandiegoamador.com

Intento de Evacuación por Tierra

En las faldas del Monte San Valentín y a merced de la meteorología, Juan Diego Amador, Alfredo Ramírez y Tomás Bethancor siguen esperando la evacuación por tierra.

Las informaciones contradictorias que nos habían hecho llegar sobre que nos sacarían por helicóptero ayer, y de qué ya nos encontrábamos volando rumbo a la base militar Chilena, fueron debidas a las dificultades que estable la distancia en este tipo de transmisiones de comunicación. Es por ello que lo que se difundió sobre nuestra situación en el día de ayer debe ser corregido.

Después de entrar en contacto con el helicóptero e informarle sobre las condiciones meteorológicas que reina en la zona, este decide que no puede sobrevolar la zona, así que el ejército Chileno envía un equipo de especialistas de montaña a nuestro encuentro. Creemos que no tardarán menos de cuatro jornadas, las mismas que transcurrieron para llegar nosotros desde Valle Leones hasta nuestra actual posición, sin embargo los Carabineros nos dicen que llegarán a nuestro encuentro en una jornada.

El teniente coronel Marcel Prada, de la cuarta división del Ejército, situada en Coyhaique, a 1.720 kilómetros al sur de Santiago, entra en contacto con con nosotros varias veces al día. Nos confirma que se dirigen dos equipos hacia nosotros, una patrulla de siete miembros del Ejército y cinco de Carabineros por otra vía.

Desde aquí queremos tranquilizar a todos los que nos siguen, tenemos buenas condiciones físicas, abrigo y alimentos suficientes para aguantar en estas coordenadas y altitud unos 5-6 días más. Esperamos que Eolo nos deje una tregua.

Las montañas son hermosas cuando se suben y llegas a su cima, pero lo son más aun cuando deshaces el camino y disfrutas con los demás tus vivencias.

Hoy no será posíble la evacuación (17/12/08) 14:20 horas.

Según comunicado desde Chile "en tiempo no ayuda y aunque la operativa de evacuación por tierra avanza hasta nosotros, la ventisca se mantiene. Hoy no será posible sacarnos de aquí.

Fuente: www.juandiegoamador.com

Regreso a casa

Juan Diego Amador, Alfredo Ramírez y Tomás Bethancor se encuentran con dificultades en medio de una borrasca en las faldas del Monte San Valentín. Solicitan contacto con un helicóptero por si tienen que ser rescatados.

En la noche del 14 al 15 de diciembre, se ha levantado una ventisca que nos ha llevado la tienda donde pernoctábamos y parte del equipo. Tal y como les he comentado las previsiones meteorológicas no son nada buenas, hemos confirmado vía Canarias la previsión para los siguientes días y nos comentan que se nos viene encima la borrasca. Sabiendo que tenemos víveres para 6 o 7 días, pero que la climatología nos impide cargar las baterías de nuestros equipos de comunicación; hemos acordado ponernos en contacto vía Canarias, para que nos faciliten el contacto de un helicóptero que nos saque de la zona, pues por nuestro propio pie sabemos que no podemos deshacer el camino. Después de entrar en contacto en la tarde del día 15 con el helicóptero gracias a la intervención de los servicios de emergencia en Canarias y Madrid, decidimos que salgan a nuestro encuentro en la mañana del 16, pues con las condiciones meteorológicas del momento y la hora en la que estamos es imposible que el helicóptero opere sobre nuestras cabezas.

Rescatados

Un helicóptero nos saca de la zona a las 11'45 hora Canaria.

Las montañas no sólo hay que saberlas subir, también hay que saberlas bajar. Regresamos a casa…..

 

Hielo Patagónico

Hielo Patagónico

 

Expedición Hielo Patagónico

Juan Diego Amador en compañía de Tomas Bethancor y Alfredo Ramírez ha partido el pasado día 4 de diciembre de 2008 al gélido Hielo Patagónico (Chile), se enfrentarán a uno de los climas más extremos del planeta para intentar ascender a la montaña más alta de la Patagonia: el Monte San Valentín

La Patagonia es el escenario donde se desarrolla la nueva aventura del alpinista y sus compañeros. Posiblemente se trata de la tierra con las luces más bellas del Plantea pero también con las tormentas más terribles, por lo que no fue colonizada hasta hace unos 150 años. Sus montañas pueden ser consideradas inaccesibles, no por su modesta altitud, sino por sus adversas condiciones climatológicas y su carácter salvaje.

La expedición ha salido rumbo a Chile el día jueves día 4 de diciembre, para pasar en la Patagonia todas la Navidades y regresar a Tenerife el próximo 2 de enero.

Juan Diego Amador va acompañado de otros dos alpinistas canarios; Alfredo Ramírez, con quien compartió expedición en Alaska y Tomás Bethancor, bombero de profesión con el que ha realizado varios viajes.

La Patagonia

Quizás la variedad más grande de escenarios de montañas en el mundo se puede encontrar en el extremos Sur de los Andes: La Patagonia. Como dijo el alpinista francés Lionel Terray, porque “allí se encuentran esas montañas que son la mayor expresión geológica que jamás haya lanzado al cielo la corteza terrestre". Hay volcanes cubiertos de nieve, gigantescas torres de granito y vastos campos de hielo. Sin duda, la Patagonia es la parte menos explorada y más salvaje de los Andes.

La región de Patagonia es por definición la región del mal tiempo, reputación que se ha ganado por lo impredecible de la meteorología, incluso en verano. El clima es frío y ventoso y el área del Hielo Patagónico es frecuentemente barrida por tormentas con vientos superiores a 120 Km/h. Se pueden esperar fuertes ráfagas de viento en más de 5 días a la semana, y lluvia o nubes la mitad de los días.

El Campo de Hielo Patagónico es una gran extensión de hielos continentales (la tercera más extensa del mundo tras las de la Antártida y Groenlandia; la mayor de todas las de carácter continental no polar y con acceso terrestre), situada en los Andes patagónicos, en la frontera entre Argentina y Chile.

El Campo de Hielo Norte (CHN) tiene una extensión de aproximadamente 4.200 km², y se encuentra íntegramente dentro de la XI Región de la República de Chile. Tiene una dimensión de aproximadamente 120 km de largo en sentido norte-sur y 50 km de ancho en sentido este-oeste. Uno de los puntos geográficos de interés dentro del CHN es el Monte San Valentín que tiente 4.058 m y es considerado el más alto de la Patagonia.

 Objetivo: Monte San Valentín

El Monte San Valentín, (también conocido como Monte San Clemente), no sólo es la montaña más alta de la Patagonia, sino que además, es la más alta al sur de los 40ºS fuera de la Antártida. Está en la cabecera del Campo de Hielo Norte, entre el lago General Carrera y la laguna San Rafael. Está situado en medio del Campo de Hielo Norte, en una zona donde todas las montañas son poco conocidas debido a su difícil acceso y a las malas condiciones climáticas, pero de una belleza extraordinaria. Sin duda alguna, la ascensión se realiza en uno de los lugares más atractivos y remotos de toda la Patagonia.

En los libros de montaña el Monte San Valentín está catalogada de AD/ED, es decir Alta Dificultad/Extrema Dificultad, lo que refleja no sólo la dificultad para llegar a su cima, sino además la muy seria naturaleza del clima en esta ascensión, un gran porcentaje de escaladores han sufrido accidentes y fatalidades en los últimos años, principalmente por las muy malas condiciones del tiempo.

Esta expedición supone un gran desafío y está reservada especialmente a los montañeros de buen nivel. En este tipo de expedición es muy importante estar preparado física pero sobre todo mentalmente ya que las condiciones climáticas pueden obligar a pasar algunos días esperando dentro de una tienda de campaña. También al acabar la jornada tendremos de construir muros de hielo y nieve para proteger nuestras tiendas del viento que azota estas latitudes.

El itinerario

Hay dos puntos de acceso, la ruta oeste, desde Laguna San Rafael, más corta y, el acceso por el Lago Leones, un poco más larga pero más protegida del viento. La intensión es realizar la ascensión desde Lago Leones y descender por Laguna San Rafael, realizando de esta forma la travesía integral del Campo de Hielo Norte en dirección este-oeste. Esta decisión viene motivada porque los temporales provienen del océano pacífico(oeste), por lo que haciendo el itinerario en dirección este-oeste podremos “predecir” el temporal. En estos casos contar con un par de horas de margen para cavar una cueva de hielo que nos permita ponernos a refugio puede ser vital.

El itinerario que tienen previsto para llegar al Monte San Valentín desde lago Leones comienza caminando entre bosques húmedos y salvando una pendiente bastante fuerte hasta llegar a Punta Camello, a unos 2.000 metros de altura y desde donde se accede al Campo de Hielo norte. Necesitarán la ayuda de dos mulas para cargar los trineos hasta el borde del hielo, además contarán con una barca para cruzar el lago, pues es la única forma de acceder al glaciar que desciende desde el campo de hielo. Una vez en el borde del Campo de Hielo comienzan las jornadas de progresión por la nieve y el hielo hasta llegar al último campamento desde donde partirán hacia la cumbre. El día de cumbre es bastante exigente, primero se salva una pendiente de hielo puro en la que hay que hacer varias reuniones y después continúa la ascensión por terreno nevado de bastante pendiente.

Los escasos alpinistas que han logrado esta cumbre cuentan que  la panorámica es impresionante; estaremos rodeados de un mar de hielo del que sobresale el cerro Arenales, el cerro San Lorenzo y el Lago General Carrera.

 Medidas de seguridad

Vistos el componente de alto riesgo que tiene esta expedición han previsto una serie de medidas de seguridad. En primer lugar llevan una radio VHF para estar en contacto permanente con el pueblo de Puerto Guadal. Además llevarn un teléfono satélite que les permitirá conectar con el exterior, no sólo por seguridad, sino para ir contando los pormenores de esta aventura. Por último, durante la ruta dejarán varios depósitos de víveres y material por si ocurriera alguna emergencia, de hecho, durante la temporada pasada la única expedición que visitó esta montaña fue evacuada por un helicóptero militar chileno. Con todo esto intentarán asegurar el mayor éxito y la seguridad en la expedición, el clima se encargarán del resto.

Sigue en la web   www.juandiegoamador.com   el desarrollo de la expedición.

 

Idiomas »