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Lo mejor del alpinismo de 2020

Lo mejor del alpinismo de 2020

La epidemia global de coronavirus ha tenido un efecto devastador en las montañas. Las restricciones a los viajes y la movilidad impuestas por todos los gobiernos del mundo han impedido llevar a cabo con normalidad las expediciones previstas. Porteadores y guías han sufrido un año de trabajo casi en blanco y los alpinistas profesionales se las han visto y se las han deseado para pisar su terreno de juego favorito e incluso para entrenar.

Dentro de este panorama, apenas sorprende que la noticia relacionada con la montaña más difundida a nivel mediático haya sido que el resultado de las últimas mediciones del Everest, que le otorgan una altitud de 8.848,86 metros… o sea, que no ha cambiado.

Himalayas: Sani Pakush y K6

Apenas ha habido expediciones interesantes en el Himalaya y el Karakórum durante 2020. La expansión de la pandemia a nivel mundial comenzó justo antes de la temporada de expediciones de primavera, mantuvo un cierre total hasta finales de verano y registró una mínima apertura ya en otoño. Demasiadas incertidumbres para permitir llevar a cabo una expedición ambiciosa a los ochomiles, que han registrado poquísimas ascensiones y ninguna de mérito en 2020.

Las dos cimas más destacadas, con diferencia, fueron realizadas en octubre en el Karakórum. Por un lado, los estadounidenses Jeff y Priti Wright firmaron la primera ascensión absoluta del K6 Central (7.100 m), en una aventura en estilo alpino que comenzaron ascendiendo por tercera vez en la historia el K6 Oeste (7.040 m). Por el otro, los franceses Symon Welfringer y Pierrick Fine realizaron la primera ascensión de la vertiente sur del Sani Pakush (6.951 m).

Vale la pena destacar también una tendencia en crecimiento y que habrá que tener muy en cuenta: la de sherpas nepalíes con iniciativas propias en sus montañas, con independencia de sus clientes. El hecho de no haber tenido clientes este año la ha hecho incluso más visible. En octubre, Dawa Steven Sherpa lideró un grupo hasta la cima del Baruntse (7.129 m). En diciembre, Mingma Sherpa culminó un otoño con seis cumbres con la primera del Kyungya Ri II (6.506 m). Y días después, Pemba Sherpa, Urken Sherpa y Lhakpa Gyaljen Sherpa completaban la primera ascensión del Luza (5.726 m), un técnicpo pico virgen del Khumbu.

Actividad puntera en Tian Shan, Cáucaso y Pamir

Las montañas de la antigua Unión Soviética han visto varias actividades punteras. En enero, los kirguís Sergey Seliverstov, Mikhail Danichkin y el ruso Alexey Usatykh se convirtieron en los primeros alpinistas capaces de completar el reto del Leopardo de las Nieves invernal, es decir, ascender los cinco sietemiles ex soviéticos en invierno, tras sus últimas ascensiones al Ismail Samani y al Korzhenevskaya, en el Pamir.

En junio, los kazajos Kirill Belotserkovsiy y Grigory Chshukin fueron noticia por su dura apertura en el pico Trud, en el Tian Shan. Y en septiembre, los georgianos Archil Badriashvili y Giorgi Tepnadze todavía fueron más allá con una nueva ruta directa en la cara noroeste del Ushba, la montaña más icónica y difícil del Cáucaso.

Rocosas Canadienses y Patagonia

En el continente americano, se pudo salvar la temporada de verano patagónico, que se desarrolló antes de decretarse la pandemia. Allí, Fabian Buhl sorprendió con un vuelo en parapente desde la cima del Cerro Torre, el primero de la historia realizado tras haber subido escalando. Otras actividades patagónicas interesantes fueron la primera de la cara este del Cerro Cachet de Stephan Siegrist, Lukas Hinterberger y Nicolas Hojac; la apertura de Marc-André vision en la Torre Egger por parte de Brette Harrington, Quentin Roberts y Horacio Gratton; las dos nuevas rutas de Sean Villanueva y Nico Favresse y de Matteo Della Bordella, Matteo Bernasconi y Matteo Pasquetto en la Aguja Standhardt; y la de Luka Krajnc y Luka Lindic en la Aguja Saint Exupery.

En el lejano norte, en las Rocosas Candienses, Alik Berg y Quentin Roberts resolvieron por fin el desafío pendiente de la cara este del Mt. Forbes, al tiempo que Uisdean Hawthorn y Ethan Berman trazaban una nueva ruta en la icónica Emperor Face del Mt. Robson.

Confinados en los Alpes

Los alpinistas europeos se han visto obligados este año a revisitar los Alpes como escenario de sus aventuras más destacadas. Probablemente, una de las más técnicas y duras fue la apertura de Egidius (1.300 m, WI6+, M7+) en el Gross Ruchen, a cargo de Dani Arnold y Roger Schaeli. El Piz Badile, el Sagwand, las Grandes Jorasses o las agujas de Peuterey fueron también escenarios de interesantes ascensiones internacionales este año.

Los españoles no se quedan atrás

En lo que a los alpinistas españoles se refiere, Martín Elías, Marc Toralles y Bru Busom hicieron cordada para abrir una nueva ruta en el Grand Charmoz en enero. En los DolomitasSanti Padrós abría Madre Tierra (730 m, M6+/AI5+) mientras Álvaro Lafuente hacía lo propio con Apus (840 m, M6+, AI5, V). Y en el Tirol austríacoDavid López Sáenz y Luis Penín se anotaban la repetición de la durísima Stirb langsam.

Todo ello en invierno. Ya en verano, Javi Guzmán y Mikel Zabalza sacaron el mejor partido de la relajación de las restricciones para escalar en libre Divina Providencia en el Mont Blanc, mientras Bru Busom y Rubén Sanmartín se anotaban la Super Integral de Peuterey en tres días.

Para terminar esta relación, una breve ojeada a los Pirineos, donde Mikel Zabalza, Iker Madoz y Alberto Fernández firmaron Júlia (700 m, ED) en el Tozal de Ripera en invierno; y Jonatan García no paró de subir al Aneto una y otra vez, abriendo varias rutas nuevas.

Fuente: Revista Desnivel.com

Catherine Destivelle recibirá el Piolet de Oro 2020 por su carrera alpinística

Catherine Destivelle recibirá el Piolet de Oro 2020 por su carrera alpinística

Catherine Destivelle recibirá el Piolet de Oro por su trayectoría alpinística. Será la primera mujer que reciba este galardón, el más importante del mundo del alpinismo, que antes que ella han recibido once alpinistas. Un premio que Walter Bonatti fue el primero en recibir, seguido por Reinhold Messner.

El Piolet de Oro a la carrera alpinística premia la vida de los grandes personajes de nuestro deporte. El primero en recibirlo fue Walter Bonatti (2009), luego lo recibirían Reinhold Messner (2010), Doug Scott (2011), Robert Paragot (2012), Kurt Diemberger (2013), John Roskelley (2014), Chris Bonington (2015), Voytek Kurtyka (2016), Jeff Lowe (2017), Andrej Stremfelj (2018) y Krzysztof Wielick(2019). Catherine Destivelle es la primera mujer que recibe este galardón.

En el texto que publicamos a continuación, el alpinista y escritor francés Claude Gardien repasa la trayectoria de esta gran mujer, que ha vivido intensamente el alpinismo y la escalada, siguiendo un estilo muy personal. Además de afrontar grandes retos ha compartido sus experiencias a través de películas, libros y fotografías, que han servido de motivación e inspiración a generaciones de alpinistas y escaladores.

Catherine Destivelle: alpinista, escaladora, editora, escritora, protagonista de películas y fotografías de montaña y escalada.

Catherine Destivelle comenzó a hacerse un nombre en el mundo de la escalada durante la década de 1980, un momento en que la escalada deportiva estaba explotando en popularidad y la dificultad que realizaban los escaladores aumentaban rápidamente. Los medios centraron su atención en Catherine dentro de esta nueva disciplina, ignorando el hecho de que había sido alpinista desde muy joven.

Poco después de descubrir la escalada en Fontainebleau, a la edad de 12 años, estaba abordando grandes rutas en el macizo del Mont Blanc. Sin embargo, a mediados de la década de los ochenta, comenzó a participar en competiciones de escalada deportiva y su éxito en estas, y el hecho de que fuera la primera mujer en encadenar 8a, la convirtió en una estrella de la escalada en roca. Pocas personas sabían que cuando era adolescente había escalado algunas de las rutas más grandes de los Alpes.

En 1990, la estrella de la roca regresó a la montaña con una impresionante escalada en solitario del Pilar Bonatti en el Petit Dru. Esta ascensión hizo que se la reconociera como alpinista. Luego abrió una nueva ruta en la cara oeste del Petit Dru que le llevaría 11 días, antes de completar su trilogía de invierno en solitario: la cara norte del Eiger en 1992, el Espolón Walker en la cara norte de las Grandes Jorasses en 1993, y la Bonatti en la norte del Cervino (Matterhorn) en 1994. Esta última ruta todavía rara vez se escala hoy. Era su segunda gran ruta Bonatti y la primera vez que una mujer había escalado a un nivel tan alto en los Alpes.

Sin embargo, Catherine no solo quiere ser reconocida como una gran escaladora y alpinista, desea que al valorar sus actividades se haga independientemente del hecho de ser mujer. ¿Cuántas personas pueden afirmar que tienen esta filosofía? Catherine mostró que las mujeres podían escalar tan fuerte como los hombres.

Catherine también se lanzó al mundo del alpinismo técnico a gran altitud. En el Himalaya y Karakorum, hizo la segunda ascensión en libre de la ruta eslovena en la Torre Trango, escaló la cara suroeste a la cumbre del Shisha Pangma, e intentó la cara sur de Annapurna, el pilar oeste del Makalu y la arista norte de Latok I. También dos primeras ascensiones en la Antártida (Sentinel Range). Y escaló en Estados Unidos y en las torres rocosas del desierto de Malí y el Sinaí.

Catherine inevitablemente atrajo la atención de los fotógrafos de montaña y los cineastas. En 2007, protagonizó «Au-delà des cimes» dirigida por Rémy Tézier, una película que muestra la belleza del alpinismo. En ella escala Voyage selon Gulliver, una difícil ruta de roca en el Grand Capucin. Sin embargo, el objetivo principal de la película es mostrar la belleza del movimiento, el placer de compartir la cima del Grépon con su hermana y el ascenso del Aiguille Verte con sus amigos.

El título de la película se traduce como «más allá de las cumbres» y expresa la idea de que el valor del alpinismo va más allá de la dificultad de una ascensión. La inmersión en el paisaje de montaña y el vínculo de amistad entre los compañeros de escalada proporcionan recuerdos que duran mucho más que escalar una ruta muy difícil o realizarla en un tiempo rápido.

Después de escribir una encantadora autobiografía (Ascensiones), no fue una sorpresa cuando Catherine creó su propia editorial, Les Éditions du Mont Blanc. En ella, publica textos sobresalientes de escritores poco conocidos, y rápidamente se ha ganado una reputación por su buen juicio editorial y la calidad de sus ediciones. Al igual que con la escalada, ha dejado su huella en el mundo editorial. Su credo siempre ha sido seguir avanzando, sin preocuparse por su condición de alpinista o editora.

Fuente: Revista Desnivel

Alpinismo de consumo

Alpinismo de consumo

La masificación de la montaña se está convirtiendo en un problema de dimensiones desconocidas en los últimos años.

A las siete y cincuenta de la mañana había una treintena de alpinistas frente de las puertas del teleférico. Nos mirábamos de reojo saludando amablemente los rostros conocidos y maldiciendo entre dientes, pues cada cordada tenía el aspecto de ir a la misma ruta. La masificación de la montaña se está convirtiendo en un problema de dimensiones desconocidas en los últimos años. Desde los extremos de la ruta normal del Mont Blanc y los intentos de regulación por parte de las autoridades hasta las colas de cincuenta personas que se llegan a producir en rutas cercanas a los remontes mecánicos como la arista de Cósmicos en la Aguja de Midi, la muchedumbre marcha hacia las cumbres.

Íbamos a escalar una ruta llamada Más allá del bien y del mal ascendida por primera vez en 1992 por dos alpinistas que imaginaron el futuro de la escalada alpina: el artista británico afincado en Chamonix, Andy Parkin, y el americano Mark Twight. Su ascensión vaticinó lo que iba a ocurrir veinte años después: la imposición del mixto como una disciplina dentro del repertorio alpino, la normalización de la escalada sobre roca con crampones y piolets y la escasez de hielo debido al cambio climático.

“Más allá del bien y del mal” fue una obra publicada por el filósofo Friedrich Nietszche en la que describe el mundo como una ilusión en la que los hombres viven prisioneros de códigos morales que determinan su comportamiento y que nada tienen que ver con la realidad de cada ser humano. Nietszche, que ya había acabado con Dios, acaba en este libro con la universalidad de la moral e introduce una moral individual y personalista que de alguna manera ha marcado el destino de la modernidad.

“Sin darnos cuenta hemos pasado de ser alpinistas a ser consumidores.”

Parkin, el promotor de la ruta, expresó una conciencia propia y novedosa de las reglas del juego alpino. Escalar los efímeros trazos de hielo que se pegaban en los muros verticales de las paredes del macizo del Mont Blanc se había convertido en una cuestión estacional donde la técnica era superada por el oportunismo y la creatividad. No en vano Andy Parkin era ya un pintor y escultor de gran talento cuando imaginó estas ascensiones. Más allá del bien y del mal se convirtió rápidamente en la escalada de dificultad de referencia, dotada de una aureola mítica que devolvió un poco de poesía al alpinismo mecanicista desarrollado en los años ochenta.

Yo había realizado una de las primeras ascensiones de esta vía en 1997 con mi mentor Jose Luis Zuluaga “Zulu”, uno de los primeros guías de montaña españoles en asentarse en Chamonix. Yo tenía veintidós años y había llegado con la intención de completar mi currículum para ser guía de montaña y desarrollarme en el terreno glaciar. Zulu era un alpinista experimentado, entrado en la cuarentena, y entendió rápidamente que había que dirigir mi entusiasmo y calmar mi obsesión. Juntos escalamos durante ese invierno algunas rutas señeras de esa nueva manera de entender el alpinismo, buscando las dificultades técnicas y el placer estético y no necesariamente alcanzando la cumbre. Durante los años ochenta el deporte suplantó a la épica y en los noventa fue la estética la que desplazó a las ascensiones en cadena.

Al salir del teleférico los primeros rayos de sol iluminaban la cumbre de la Aguja de Midi. La traza, que desde la estación intermedia arran-
caba hacia la Aguja de Les Pèlerins, estaba tan claramente marcada en la nieve que parecía una carretera. La proliferación de medios de comunicación donde compartir las condiciones de las rutas es uno de los factores principales de la masificación. Cuando una ruta es escalada en buenas condiciones y su ascensión se publica en las redes sociales o en un grupo de Whatsapp la multitud está asegurada. Una cordada se preparaba al inicio del carril y otra avanzaba rápidamente deslizando sus esquís sobre la superficie helada. Ayer, le recordé a mi compañero, hubo cinco cordadas. Ponte el dorsal y confiemos en que esos tipos escalen tan rápido como esquían, le dije bromeando. El hielo es efímero, un signo de pretéritos tiempos glaciares. El hielo es tan residual que se ha convertido en un objeto de consumo, como el oro o el petróleo. Sin darnos cuenta hemos pasado de ser alpinistas a ser consumidores. Lo atestiguan las colas en la base de las vías como en el lanzamiento de un nuevo modelo de I-phone.

Fuente: Revista Oxígeno (escucha el Podcast con la entrevista a Alpinista Lina Quesada)

Sherpas, la otra historia del Himalaya

Sherpas, la otra historia del Himalaya

Un viaje al corazón de la mítica etnia que propicio grandes conquistas como la del Everest.

Coincidiendo con el 67º aniversario de la primera ascensión al Everest, este 29 de mayo se pondrá a la venta el libro “Sherpas, la otra historia del Himalaya” (Ediciones del Viento), una obra que narra el encuentro y la amistad entre dos personas de orígenes y culturas muy diferentes: Xiana Siccardi (Barcelona) y Lakpa Nuru Sherpa (Solukhumbu, Nepal) y descubre para el lector occidental una historia apenas conocida, lo que hay detrás del turismo en el Himalaya.

Un relato de transformación personal que muestra la vida cotidiana y tradiciones de los sherpas, ahondando en su ética budista de ascendencia tibetana y en su ancestral respeto a la naturaleza, y que también revela la realidad del trabajo de acompañar a los alpinistas internacionales a las cumbres más altas de la Tierra

Desde que Edmund Hillary y Tenzing Norgay coronaron el Everest el 29 de mayo de 1953, la competición patriótica por llegar los primeros a la cima más alta del mundo se detuvo, pero comenzó la fiebre de las expediciones comerciales, que no han parado de crecer hasta el punto de que en 2019 se hablaba de masificación en la cumbre más alta de la Tierra.

La búsqueda de la belleza, la aventura o la gloria ha tenido enormes consecuencias para las personas que viven a los pies del Everest, especialmente entre los sherpas, que vieron en las primeras expediciones la única oportunidad para salir de su extrema pobreza. Setenta años más tarde, la situación no ha cambiado demasiado. Sus tierras siguen dando poco rendimiento, su educación es limitada y, como tal, todavía no ha dado todos sus frutos, y su mejor opción sigue siendo acompañar a los extranjeros hasta la cima de sus montañas. Y el precio sigue siendo extremadamente alto.

Tradicionalmente se les ha llamado superhombres del Himalaya, héroes de las montañas, raza legendaria de escaladores de élite. Y lo son, pero son mucho más. Cuando regresan a casa, aflora un mundo fascinante. Su ética budista de ascendencia tibetana basada en la bondad y la compasión quizá tenga algunas de las respuestas que buscamos desde Occidente, y su ancestral visión de la naturaleza y los elementos resulta tremendamente contemporánea estos días en los que apoyamos, más que nunca, la conservación del medio ambiente y la emergencia climática, y que comprendemos las consecuencias negativas del turismo de masas.

“Sherpas, la otra historia del Himalaya”  es una obra creada por la periodista Xiana Siccardi y el guía de expediciones y trekkings Lakpa Nuru Sherpa, a partir de los viajes que se relatan, y que reúne en sus 220 páginas, horas de entrevistas, grabaciones, lecturas, entrevistas, hemeroteca, búsqueda de fotos y libros descatalogados.

Unos días libres y salvajes

Cuando en 2017 la autora llegó por primera vez a la cordillera del Himalaya, sólo quería ver la cumbre del Everest. Para ello debía caminar 60 kilómetros durante nueve días hasta el Campo Base, a más de cinco mil metros de altitud. Antes había aterrizado en el aeropuerto de Lukla, considerado uno de los más peligrosos del mundo.

Llegando al monasterio de Tengboche, su mirada se cruzó con la de un joven sherpa llamado Lakpa Nuru, que ya había coronado la cima del Everest en dos ocasiones. Aquel encuentro iba a cambiar la vida de ambos para siempre y a Xiana Siccardi le daría entrada a un mundo que forma parte de la historia del Himalaya pero que, desde que Tenzing Norgay alcanzara con Edmund Hillary por primera vez la cima del Everest, se ha mantenido oculto para la opinión pública mundial.

Mientras recorren juntos Solukhumbu, la tierra de los sherpas, en unos días libres y salvajes, entablan un fascinante diálogo intercultural sobre la vida, la familia, la naturaleza, la amistad, y el amor, sin darse cuenta de que están uniendo sus vidas para siempre. Pero una inminente ascensión de Lakpa al Everest amenaza con destruirlo todo.

Fuente: Revista Oxígeno (leer mas…)

 

Miriam Marco, primera mujer guía de alta montaña en España

Miriam Marco, primera mujer guía de alta montaña en España

PATROCINADA DEL EQUIPO TERNUA

A catalana Miriam Marco, alpinista, guía de montaña y miembro del equipo de patrocinados de Ternua, se ha convertido en la primera mujer con titulación oficial de guía de alta montaña UIAGM en España, tras formarse durante cinco años para obtenersu TD3 y superar incluso un grave accidente. De los 147 guías que había en España hasta ahora, todos eran hombres.
Para Ternua, “Miriam representa los valores de Ternua de pasión por la montaña, deporte, esfuerzo, aventura y respeto por la naturaleza y estamos muy felices por su logro”. Con su colaboración han desarrollado la colección de ropa técnica de alpinismo Protech Series, que incluye una línea específica de mujer, diseñando prendas especialmente pensadas para adaptarse al cuerpo femenino y probadas
en Pirineos por la propia Miriam.

Fuente: Revista Desnivel – Abril / Mayo 2020

El invierno que no fue…

El invierno que no fue…

Los escaladores Jaume Peiró y Álex González reflexionan sobre la aventura y el cambio climático, contando con los testimonios de Alex Txikon, los hermanos Pou o Cecilia Buil.

Las temperaturas bajan y los días cada vez son más cortos. Ello anuncia la llegada del invierno en el hemisferio norte…. o eso creíamos.

El 21 de diciembre cambiamos de estación, dejando atrás el otoño para recibir con ansias la bajada de temperaturas que iba a hacer posibles nuestras actividades invernales. A escasos días de que termine este invierno 2019-2020, podríamos decir, con total seguridad, que ha sido una temporada muy mala para todos los que buscamos saciar nuestra sed de aventura en la nieve y el hielo.

Enero de 2020 ha sido el más cálido desde 1880.

El cambio climático cada vez está más presente. Los inviernos se van acortando y las temperaturas suben sin control. Enero de 2020 ha sido el más cálido desde 1880, quizá algo con lo que tendrá que ver el ser humano. Incendios sin precedentes, ciclones devastadores, disminución continua del hielo marino y continental… son hechos constatados que deberían hacernos ver la realidad de la situación en la que nos encontramos. Igual que para contener la expansión del coronavirus, también depende de todos nosotros que la temperatura mundial vaya o no en aumento.

En los Alpes, por ejemplo, la superficie glaciar se ha reducido entre un 30-40% desde 1850. La Mer du Glace, el mítico glaciar de las laderas del Mont Blanc, pierde entre 3 y 4 metros de espesor cada año. En el Himalaya, corre el agua por donde debería haber hielo. El nivel de los mares sube sin descanso por el deshielo de los casquetes polares…

Todos estos datos contrastados con estadísticas y estudios internacionales justifican las malas condiciones que nos hemos encontrado a la hora de llevar a cabo actividades invernales de escalada y alpinismo en la montaña este año.

La temporada no empezó mal. A finales de noviembre calentábamos motores en la norte del Almanzor, en Gredos, siendo la primera repetición de la temporada. También hemos buscando hielo que pinchar en distintas partes de España (Benasque, Bielsa…) y de Europa [Les Ecrins (Alpes Marítimos), Cogne (Alpes italianos), Chamonix…] , esperando que hubiera muchas cascadas formadas. Pero nos encontramos con todo lo contrario. Es más, solo pudimos escalar cascadas en Cogne (Italia) y en la mayoría de ellas no pudimos llegar hasta el final, debido a la mala calidad del hielo existente o, directamente, a que no lo había, así como a la sobrepoblación de escaladores, dado que solo había formadas unas pocas líneas.

Sin embargo, no podemos decir mucho sobre si es algo novedoso o se viene produciendo habitualmente, por lo que hemos optado por racabar el testimonio y la opinión de varios montañeros expertos para saber si estamos ante un ejemplo más de lo que puede estar suponiendo el cambio climático en función de su experiencia de otras temporadas:

“Ha sido un año inusual. No ha sido un invierno especialmente duro, incluso todo lo contrario: muy poca precipitación. Cuando ha nevado ha sido fuerte, pero esto ha ocurrido en muy pocas ocasiones durante la temporada. Que recordemos nosotros, para hielo de fusión ha sido de las peores, pero bueno, es cierto que las caras norte han estado en bastantes buenas condiciones, diría incluso que mejor que en otros años por esto mismo, es decir, gracias a que ha precipitado poco, y ha habido mucho anticiclón, lo que nos ha permitido disfrutar de ellas en buenas condiciones.

Nosotros hemos aprovechado esta circunstancia para hacer actividad este invierno en Pirineos. Pero lo que ha llegado a nuestros oídos es que las condiciones han sido generalmente malas en casi todos los sitios. Probablemente el cambio climático este famoso tenga algo que ver en todo ello.

Diríamos que desde que tenemos uso de razón, en general hace mucho menos frío; nieva bastante menos y los inviernos cada vez son más cortos.”

“La temporada la he visto desastrosa. Yo ni recuerdo ni había visto una temporada así nunca, la verdad. Para el hielo ha sido terrible pero de cara al alpinismo hemos encontrado condiciones excepcionales en lugares puntuales, típicas de la primavera y se han podido hacer cosas que en un invierno normal hubieran sido muy complicadas.

Precisamente por esas condiciones de poca precipitación de nieve durante dos meses y que ha hecho mucho calor, en Pirineos, actividades que se hacían normalmente en abril o a finales de marzo, se están haciendo en enero y en febrero. En Alpes ha sido algo parecido: han habido buenas condiciones para algunas vías, pero en cambio para el hielo ha sido una pena de año. No ha habido prácticamente nada.

Esta temporada me fui a la costa este de Canadá y EEUU, que por lo menos allí siempre hay hielo, pero también ha sido una temporada en la que han tenido muy pocos días de frío de verdad; de ese que te impide escalar a gusto; de esos 20, 25 o 30 grados bajo cero que suelen tener en enero y febrero.

En el Pirineo el problema es que estos últimos años tenemos temperaturas bajo cero durante muy pocos meses. Así que si viene un invierno como el de este año, ya sabemos lo que nos vamos a encontrar.

Y realmente lo que más me asusta es eso, que llegue el momento que tengamos un invierno sin invierno. Esto hace que desde luego salten las alarmas de todos a los que nos gustan los deportes invernales, tanto por la falta de condiciones para ellos, como por la falta de abastecimiento de agua que puede suponer para el resto del año y para el verano, que miedo dá cómo será.”

“Las altas temperaturas han provocado que la escalada en hielo se haya limitado mucho. Ha habido muy pocas cascadas para hacer y todas muy altas y con grandes aproximaciones. La tendencia es esta, el hielo desaparece. Contraria situación la que ha vivido el alpinismo: muy buenas condiciones para hacer corredores y caras nortes. En los Alpes cada vez habrá menos cascadas, al final lo que vamos a tener que hacer es adaptarnos, abandonar un poco el hielo y viajar fuera, Noruega, Canadá… Nos tocará centrarnos en escalar en roca, abandonar el hielo pirenaico e ir en busca de condiciones para escalar en hielo hacia el ártico.

Al final es culpa de todos, es lo que hay. Lo tenemos que asumir y adaptarnos a los nuevos tiempos.”

“Está claro que el cambio climático ha causado estragos. Con respecto a los intentos anteriores al Everest invernal, recuerdo que no corría el agua hasta principios de marzo y este año corría en todo momento. Al principio caían piedras a causa de un viento mucho más intenso y luego fuertes nevadas…Un tiempo de locos.

En Himalaya están cambiando las condiciones… En enero, que casi siempre hay una ventana, este año no la ha habido.”

Como hemos visto, el cambio climático llega hasta las montañas más altas de la Tierra. El calentamiento global azota los Pirineos, los Alpes, el Himalaya… El derretimiento de los glaciares podría dejar inundaciones por el aumento del caudal, producir ensanchamientos en las grietas glaciares o grandes desprendimientos de seracs. Está claro que de seguir así se dificultará mucho la escalada en hielo e, incluso, futuras expediciones al techo del mundo, sin hablar de las sequías y fenómenos climatológicos con el poder destructor de los grandes ciclones y huracanes, las DANA en España o los incendios descontrolados como los de Australia o California. Tenemos que empezar a hacer más por intentar evitarlo.

POR COUPLE CLIMBERS – JAUME PEIRÓ Y ÁLEX GONZÁLEZ

Fuente: Revista Oxígeno (leer más…)
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