por FIMT | Abr 1, 2020 | Escalada, Noticias generales
El país norteamericano señala como factor de riesgo a los montañeros itinerantes que viven en furgonetas

Puede que cuando pasen los Juegos de Tokio, la escalada sea contemplada como un deporte más, si es que no lo es ya. Pero esta novedad no será bien recibida por todos aquellos que creen firmemente que escalar es una forma de vida, un compromiso con una pasión que siempre ha movido a una parte de sus actores hacia posiciones extremas. Vivir por y para escalar es una opción tan radical como difícil de encontrar en el resto de actividades deportivas. La escalada tradicional siempre se ha desarrollado en escenarios naturales, grandes o pequeñas paredes, espacios abiertos donde se mezcla el placer del reto con una evidente comunión con el entorno, libre de cemento, asfalto o aglomeraciones. Y los hay que no desean otra cosa en sus vidas. Y son consecuentes con ese deseo. A estos últimos se les reconoce fácilmente, especialmente en Estados Unidos, donde sobreviven como una casta admirada por la comunidad de escaladores: son los dirtbags.
Una de las acepciones de este adjetivo es sucio, lo que en España podría definirse como tirado, sin que llegue a la categoría de sin techo. Pero en Norteamérica el término se aplica desde hace décadas a aquellos escaladores que lo dejan todo para escalar: nada de empleos comunes, o de empleos, a secas, y adiós a todas las normas sociales que nos empujan a ser como todo el mundo. El protagonista de Trainspotting ya lo dejó bien claro: nada de elegir, coche, casa, tele grande… eligió “no elegir nada”. Hoy en día, la mayoría de estos tirados viven en sus furgonetas, carecen de hogar fijo y peregrinan de una costa a la otra, en función de la temporada, recorriendo los mejores escenarios de escalada del país: Red River Gorge, Indian Creek, Joshua Tree, Red Rock, Yosemite, Eldorado Canyon, Smith Rock, The Neeedles… Ahora, de golpe, el coronavirus los ha dejado en tierra de nadie. Cuando todos los estamentos imaginables repiten el mantra de “quédate en casa”, ¿dónde aparca su furgoneta el que vive en un vehículo o pasa su vida viajando de un lado a otro? De pronto, los dirtbags ya no son bien recibidos. Su carácter itinerante es, ahora mismo, la mayor amenaza imaginable.
Muchos teletrabajan y solo necesitan un enchufe para su ordenador. Otros realizan trabajos de temporada. Y algunos son jóvenes brillantes como lo es hoy la superestrella Alex Honnold, quien antes de tener su casa vivía en su furgoneta que sigue siendo su techo muchos meses al año.
Ningún dirtbag tan longevo, sin embargo, como Fred Beckey, casi siete décadas de su vida dedicadas a escalar. Y nada más. O mucho más. Él solo inspiró a todos aquellos que estos días no saben hacia donde dirigir sus pasos, dónde buscar un parking donde no se les trate como apestados, como si fuesen ellos los que introdujeron el virus en el país. Este tipo de escaladores nómadas defienden que su casa es allí donde se detienen a pasar unas semanas. No tienen una casa, pero sí muchos hogares y saben que al renunciar a un estilo de vida clásico se colocan en una posición de peligro. Brittany Goris trabaja para una compañía de Seattle, dispone de un lugar físico donde recoger su correo pero vive en una furgoneta. No tiene casa, aunque podría ir a la de sus padres, pero como explicaba a la revista Climbing, “tienen más de 60 años y el riesgo en caso de contagio es alto, así que no es una opción”. La estampa romántica de los dirtbags choca, una vez más, con el individualismo, cuando no directamente el egoísmo: los mismos escaladores locales que tratan de proteger sus áreas de escalada no ven ahora razones para proteger a otros deportistas asiduos de estas mismas zonas. Ya se sabe que todo el mundo es culpable hasta que se demuestre lo contrario.
Fuente: El País (leer más…)
por FIMT | Feb 19, 2020 | Escalada, Noticias, Noticias generales
En este artículo los hermanos Pou reflexionan sobre los pros y contras que van a tener las olimpiadas en la escalada. «Todos los que creemos que lo nuestro es mucho mas que un deporte, tenemos nuestras serias dudas sobre los supuestos beneficios que nos traerán».

Suponemos que para el que la escalada o el esquí de montaña es “solo” un deporte, esta es una buena noticia. Se supone que también debería serlo para nosotros: “El sumun de una vida deportiva, acabar en las olimpiadas…”
Pues bien, todos los que creemos que lo nuestro es mucho mas que un deporte, tenemos nuestras serias dudas sobre los supuestos beneficios que nos traerá esta noticia. Y que en ningún caso parezca que los Pou estamos en contra del progreso, porque está claro que la sociedad evoluciona y las cosas cambian, y oponerse a ellas en la mayoría de los casos no tiene demasiado sentido.
Pero dejarnos, que después de toda una vida en la montaña, y con padres también montañeros, nos permitamos hacer un pequeño análisis de lo que la incursión de las olimpiadas en los deportes de montaña, creemos que nos acarreará.
«Los pros: mayor tecnificación y más dinero por parte de las instituciones»
Y empezaremos por los pros, para que nadie diga que no somos positivos:
- Una mayor tecnificación, por lo tanto, mejores instalaciones (rocódromos), mejores métodos de entrenamiento, mejores entrenadores, etc. que harán que cualquiera de estos deportes suba en términos de nivel.
- Más dinero por parte de instituciones públicas y privadas, que harán que estos deportistas puedan tener más dedicación y por lo tanto mayor calidad en la consecución de sus “ejercicios”.
«Los contras: más espíritu competitivo, dinero para medallas, sustancias prohibidas, pocos escaladores competición darán el paso a la roca…»
Y los contras:
- Mayor espíritu competitivo dentro y fuera de las pruebas. Si en los últimos años los que nunca hemos mirado nuestra actividad con afán competitivo, nos empezábamos a quejar de la aproximación híper-competitiva que muchos atletas tenían al mundo de la montaña (bajar los grados de las vías de los demás constantemente, despreciar el trabajo ajeno pensando que siempre el propio es mucho mejor, darle una importancia vital al cronómetro en un medio en el que siempre ha primado la dificultad, etc.), imaginaros ahora que vamos a estar en las olimpiadas…
- El dinero que llegue de las instituciones públicas no va a ser un regalo. Es un dinero invertido para conseguir medallas, con lo que los atletas que entren en este juego, conseguirán este apoyo siempre y cuando logren los objetivos que tienen estipulados. Hasta aquí todo bien; sucede en todos los deportes olímpicos.El problema es que si ya costaba encontrar ayudas para un chico o chica joven que se dedicaba al alpinismo (la esencia de las actividades en montaña) imaginaros ahora…Vemos perfectamente al político de turno preguntándole al chaval o chavala:
«¿ Pero tu nos puedes conseguir una medalla?«
Lo mismo va a pasar con las empresas privadas del sector. Hasta hace muy poco todavía algunas defendían nuestros valores a pesar de regentar un negocio. (Creo que nosotros somos un ejemplo de esto: somos profesionales pero tratamos por todos los medios de anteponer nuestros valores montañeros al dinero).
Pero esto también se está perdiendo…Ahora la línea de negocio son las olimpiadas, con lo que los atletas que no compitan, y representen nuestra actividad con pasión, amor y respeto, en un escenario muchísimo más grandioso y salvaje que las olimpiadas (Las Montañas), lo tendrán cada vez más difícil para conseguir apoyo de las marcas del sector.
- La llegada de sustancias prohibidas a nuestro mundo. Suponemos que hace tiempo que ya están, pero está claro que cuando empieza a haber más dinero y lo importante es ganarle al de al lado, siempre hay alguien que rompe las reglas.
- Son poquísimos los chavales que viniendo de la alta competición vayan a hacer una transición al outdoor y en un futuro los veamos equipando vías de deportiva o abriendo rutas de alpinismo. La prueba la tenemos en las últimas generaciones de chicos y chicas que venían de la Copa del Mundo:Todos estaban muy fuertes, pero casi ninguno se planteaba aprovechar esta fortaleza, para por ejemplo, equipar vías propias, y llevar el nivel de la escalada un poco más allá. De hecho, la mayoría han pensado siempre que “los parabolts caían del cielo y se quedaban pegados en la roca”.
Detrás de equipar vías o abrir rutas de alpinismo, hay un esfuerzo enorme tanto personal como económico, que nunca está suficientemente agradecido. Un esfuerzo que si repercute directamente sobre la comunidad montañera y que nunca se apoya lo suficiente.
- Las federaciones de montaña que lo van a tener aún más fácil para apoyar solo al deporte reglado (¡Aún mas justificado con unas olimpiadas de por medio!) y quitarse de encima lo que les da problemas, que son todas las actividades que se realizan al aire libre, olvidándose que históricamente se constituyeron para defender esto último.
Suelen decir que cuando tienes que tomar una decisión importante y no sabes hacia qué lado hacerlo, escribas en un papel los pros y los contras. Pues bien, ya veis lo que nos ha salido a nosotros.
Y que nadie piense que los Pou no apoyaremos a nuestros deportistas en las olimpiadas. Lo haremos, porque sabemos la ilusión, las horas de entrenamiento y el sacrificio que hay detrás de una clasificación para las mismas, pero también ayudaremos a que toda esta nueva generación -si quiere- se reinvente, volviendo a la montaña, y aportándole a esta toda su fortaleza, para que con un taladro en la mano, unas zapatillas en los pies o los esquís, lleven nuestra actividad un poco más lejos.
Si, lo sabemos, muchos estáis pensando que tenemos una mentalidad antigua, excesivamente romántica. Probablemente sea verdad, pero “a mucha honra”, porque disfracemos de lo que lo disfracemos, los grandes escenarios en los que se desarrollaran las grandes actividades de montaña seguirán siendo los mismos: esos grandes picos, muchos de ellos vírgenes, con caras norte espeluznantes, en los que solo de pensar en meterse, nos crearan un nudo en la garganta…
Para los dos que suscribimos este artículo y para mucha gente más, la montaña es mucho más que un deporte, es un estilo de vida, un estilo de vida que nos mantiene en contacto con la naturaleza, que es de donde venimos y dónde acabaremos: “Larga vida a la montaña”.
//Hermanos Pou.
Fuente: Revista Desnivel (leer más…)
por FIMT | Ene 7, 2020 | Escalada
La escalada ha dado nuevos pasos hacia el público general. Por un lado, ha vivido su primer año pre-olímpico y, por el otro, se llevó un Oscar. En roca, Jacopo Larcher ha propuesto el primer noveno de escalada clásica, y Edu Marín la vía de ‘multipitch’ más dura del mundo.

No hay duda de que la escalada está avanzando hacia el mainstream a pasos agigantados y en 2019 varios factores han apuntado en esta dirección. Se hizo manifiesto en Hollywood, donde la película sobre la ascensión en solo integral de Alex Honnold al Capitán Free Solo se llevó el Oscar al mejor documental. Unas semanas antes, también había sido premiada en los BAFTA.
Por el otro, la escalada ha vivido su primer año pre-olímpico de cara a los Juegos de Tokyo 2020. Las competiciones internacionales se han especializado en el formato combinado olímpico y se han enfocado a las clasificatorias para la cita en Japón del año próximo.
Los primeras espadas de la escalada deportiva se han encerrado más horas que nunca en los plafones para asegurarse una plaza en las primeras Olimpiadas para la escalada. Entre el Campeonato del Mundo de Hachioji y el torneo pre-olímpico de Toulouse, ya hay lista oficial de participantes, con 14 escaladores y 14 escaladoras (faltan otros 6+6 para confirmar en 2020). Entre ellos, figura por sorpresa y con total merecimiento el joven Alberto Ginés, como único representante español.
Y, para algunos, lo mejor ha sido la noticia de que –a falta de una última confirmación oficial– la escalada también será olímpica en París 2024, con doble set de medallas que escindirá la disciplina de velocidad de las otras dos (búlder y dificultad).
Roca huérfana de deportiva
El otro plato de la balanza ha sido la deportiva en roca, que no ha vivido un año especialmente potente en cuanto a la máxima dificultad. El hecho de que los grandes de la especialidad se hayan concentrado en la competición ha dejado la roca un poco huérfana… aunque no del todo.
En este sentido, el escalador más activo a lo largo de los doce meses ha sido el francés Seb Bouin, que ha hecho sus primeras cuatro vías de 9b, incluidas la repetición de Move 9b/+ en Flatanger y la primera ascensión de La rage d’Adam 9b/+ en el Verdon como máximos logros.
Lo más duro de la deportiva mundial lo ha marcado el austriaco Jakob Schubert, que aprovechó la finalización de la temporada de competiciones para anotarse su primer 9b+ con la repetición de Perfecto mundo y resolver al flash Víctimes del futur 9a (aunque para él 8c+/9a), ambas en Margalef.
En el panorama femenino, las cosas también se han movido en términos similares. Nadie ha igualado el máximo grado este año. Quienes más se han acercado han sido Margo Hayes com Papichulo 9a+ y Anak Verhoeven con Joe mama 9a+, ambas en Oliana. Eso sí, el nivel general no deja de subir y ya son 25 las mujeres que han encadenado vías de 9a o más.
n cuanto a los españoles, vale la pena destacar especialmente a Jorge Díaz-Rullo y Jonatan Flor, que han hecho sus primeros encadenamientos de 9b… y han repetido. El madrileño repitió La planta de Shiva en Villanueva del Rosario y Ali Hulk extension total sit start en Rodellar, además de la primera ascensión de Patanics, posteriormente decotada por Seb Bouin, también en Rodellar. El alicantino se estrenó con dos primeras ascensiones en Rodellar: Ali Hulk extension total sit start y Apocalipsis de la Gioconda.
Entre las escaladoras de nuestro país, Andrea Cartas mantiene el nivel con La Rubia 8c+ en Villanueva del Rosario, mientras surgen nuevos valores que se suben al 8c como Neus Colom con Xulita en Mallorca y Reme Arenas con Florida en Rodellar.
Consolidación del 8C+ de búlder
La consolidación del grado 8C+ es la principal tendencia registrada en el mundo del búlder a nivel internacional. Cuatro líneas han recibido sus primeras repeticiones y confirmaciones (antes de 2019 solamente había dos confirmadas) y cinco escaladores se han estrenado en el grado este año.
El encadenamiento más destacado a nivel absoluto llegó en enero con la propuesta de 9A de Charles Albert en Fontainebleau para No kpote only, que luego fue matizada como 8C+/9A en la primera repetición de Ryohei Kameyama. Por otro lado, también merece atención el gran campeón japonés Tomoa Narasaki, que resolvió Decided 8B+ al flash en el Mt. Mizugaki cuando la competición le dio un respiro ya en diciembre.
En cuanto al búlder femenino, el año termina con una nutrida cosechas de encadenamientos de 8B+, entre los que sobresale la japonesa de 13 años Mishka Ishi, convertida en la tercera escaladora de la historia capaz de encadenar 8C con Byaku-dou en el Mt. Hourai.
En el panorama bloquero nacional, el 8C continúa como techo. A lo largo de 2019, Jesús Muñoz ‘Chuchi’ vio recompensados sus esfuerzos en Hoyamoros con dos nuevas propuestas de 8C: La legión a principios de septiembre y Eterno legado a finales del mismo mes. También Carlos Ruano, Jorge Díaz-Rullo y Pol Roca han rondando la máxima dificultad del país.
Edu Marín y el techo más grande del mundo
La vía larga ha tenido en 2019 su protagonista más notable en Edu Marín, que fue capaz de liberar su bestial creación en el valle de Getu (China) tras meses de dedicación exclusiva. Valhalla (380 m, 9a+) surca el techo más grande del mundo y exige a quien quiera enfrentarse a ella pasar un montón de horas boca abajo. La línea se sitúa como el multipitch más duro del planeta, al menos en cuanto a la propuesta de grado.
Entre otras muchas ascensiones relevantes, vale la pena destacar la repetición de Tortour (280 m, 8c) en la Schartenspitze (Alpes autriacos) por parte de Lukasz Dudek en solitario auto-asegurándose.
En big wall, El Capitan vuelve a ser la gran meca mundial. Allí, Barbara Zangerl escaló en libre Pre Muir (900 m, 8b), mientras Tommy Caldwell y Alex Honnold presentaban su nueva creación, de dificultades parecidas. En otras latitudes, Dani Arnold escalaba en solo integral la Cima Grande de Lavaredo, marcando un increíble tiempo de 46 minutos y 30 segundos.
Jacopo Larcher y la escalada clásica más dura
La escalada clásica ha visto este año como Jacopo Larcher llevaba el máximo nivel un poco más allá. El escalador italiano lo hacía en Cadarese con la vía que bautizaba como Tribe. A pesar de que él no realizó ninguna propuesta directa de grado, se ha inscrito provisionalmente como 9a.
Mientras tanto, Hazel Findlay también daba un paso adelante en femenino, con la repetición de la mítica fisura Magic Line 8c+ de Yosemite. Un grado, el 8c+ de fisura, que este año también pudieron resolver escaladores como Toni Nytorp con Privatvägen en Raaseporissa (Finlandia) y Pete Whittaker con The recovery drink en el Jössingfjord (Noruega). Igualmente destacable o incluso más fue el 8c propuesto por Tom Randall y Pete Whittaker con Black mamba en Canyonlands, que pasa a ser la fisura de techo más dura del mundo.
Este capítulo no se puede cerrar sin echar un vistazo al pequeñísimo mundo de la escalada en solitario con auto-aseguramiento, que ha llegado a un nivel extraordinario en este 2019 gracias a Keita Kurakami (Mare 8c+ en el Mt. Futago) y Lukasz Dudek (Core 8c en Biblioteka, Polonia).
Repaso a la competición
En este año pre-olímpico, la principal cita internacional ha sido el Campeonato del Mundo, disputado en Hachioji (Japón). Allí, Janja Garnbret fue la principal vencedora y se colgó la medalla de oro en búlder, en dificultad y en la combinada. Tomoa Narasaki logró los títulos en búlder y combinada masculina, mientras Adam Ondra se hacía con el de dificultad. Finalmente, la velocidad se la repartieron Aleksandra Miroslaw y Ludovico Fossali.
En la Copa del Mundo, Adam Ondra logró su tercer título en dificultad y Tomoa Narasaki y Bassa Mawem sus segundos en búlder y velocidad respectivamente. Entre las chicas, todos fueron sorpresas: la jovencísima Chaehyun Seo se llevó el título de dificultad sobre la gran favorita Janja Garnbret que en cambio fue campeona inesperada en búlder, y la china YiLing Song reinó en la velocidad.
También hubo Campeonato de Europa, disputado en Zakopane (Polonia), donde se coronaron Adam Ondra y Lucka Rakovec en dificultad, Mickael Mawem y Urska Repusic en búlder, y Vladislav Deulin y Aleksandra Miroslaw en velocidad.
Alberto Ginés fue subcampeón de Europa de dificultad en Zakopane, y también campeón de la Copa de Europa de Búlder juvenil, pero en casa se llevó el doble título de campeón de España de dificultad y de búlder en Pamplona, mientras que Erik Noya se llevaba el título en velocidad. En categoría femenina, Ana Belén Argudo se proclamaba campeona de España de dificultad y velocidad, y Rut Casas de búlder. Finalmente, el primer Campeonato de España de Overall coronó a Mikel Linacisoro y Ana Belén Argudo.
En cuanto a la regularidad de la Copa de España, Bittor Esparta y Antia Freitas fueron los ganadores en dificultad, y Mikel Linacisoro e Itziar Zabala en búlder.
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