por FIMT | Jul 6, 2020 | Carreras por montaña, Noticias

Suspendida la Transvulcania 2020 por la situación internacional de la covid
La situación sanitaria a nivel mundial provocada por la covid-19, con incidencia aún en países a los que pertenecen atletas internacionales que cada año compiten en La Palma, ha obligado a suspender la Transvulcania 2020, que había sido reprogramada del 26 de septiembre al 3 de octubre.
El consejero de Deportes del Cabildo de La Palma, Raúl Camacho, ha asegurado en un comunicado que es sabedor de la importancia deportiva, económica y social de Transvulcania, pero añade también que no existen las condiciones mínimas de seguridad sanitaria para su celebración «tal y como la conocemos”.
Fuente: Agencia Efe (ver más…)
por FIMT | Jun 29, 2020 | Noticias, Senderismo
En la ley del deporte de Aragon no se reconoce al guia benevolo de los clubes de montaña. «Esta ley, en los artículos 76 y siguientes referidos a las titulaciones y profesiones deportivas, no reconoce la figura de ese monitor de club, altruista o benévolo, figura que cuenta con cien años de antigüedad en España, desde que se formaron los primeros clubes y que fue básica en el reconocimiento del alpinismo como patrimonio inmaterial de la humanidad. Se refiere únicamente a los técnicos deportivos y a los voluntarios, pero a éstos les exige la misma competencia que a los profesionales del deporte, poniendo la primera piedra para que a corto plazo la organización y gestión de actividades de los clubes acabe recayendo exclusivamente en los técnicos deportivos, trabajadores la mayoría de empresas de turismo activo en la actualidad. Desde entonces ni una palabra sobre cómo adquieren esas competencias los voluntarios, ni un paso sobre cómo se les reconocen. Mutis intencionado de la administración deportiva. La única opción que existirá será la de los profesionales con ánimo de lucro.»

Alberto Ayora y José Maria Nasarre analizan las consecuencias de la aplicación de la ley de la actividad física y el deporte del Gobierno de Aragón
¿Puede acabar el Gobierno de Aragón con un patrimonio cultural inmaterial de la humanidad? No es una pregunta retórica. Si el Gobierno de Aragón aplica al alpinismo, al montañismo, la misma legislación deportiva que al fútbol o al baloncesto, sin tener en cuenta su especial idiosincrasia, comete un error que echa por tierra cien años de historia y niega la declaración del alpinismo como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Puede que nuestros legisladores no comprendiesen el alcance de sus decisiones cuando las plasmaron en la Ley de la actividad física y el deporte de 2018.
El “patrimonio cultural inmaterial” o “patrimonio vivo” se refiere a las prácticas, expresiones, saberes o técnicas transmitidos por las comunidades de generación en generación. El patrimonio inmaterial proporciona a las comunidades un sentimiento de identidad y de continuidad: favorece la creatividad y el bienestar social, contribuye a la gestión del entorno natural y social y genera ingresos económicos. La Convención de la UNESCO de 2003 para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial tiene como objetivo la conservación de este frágil patrimonio; también pretende asegurar su viabilidad y optimizar su potencial para el desarrollo sostenible.
Desde diciembre de 2019 el alpinismo es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. El extenso informe de candidatura presentado a la UNESCO deja también algunos mensajes trascendentes que definen el alpinismo y sus valores, entre ellos su carácter no competitivo:
“A pesar de una clara deportivización en casi todas las prácticas físicas desde finales del siglo XIX, el alpinismo se ha mantenido fuera del alcance de los deportes estandarizados. La práctica del alpinismo elude cualquier espíritu de competencia estructurada (nunca ha sido una disciplina olímpica) y se realiza fuera de cualquier regulación o marco. La actividad se basa en un conjunto de reglas determinadas por los propios profesionales en una situación dada, que distingue fundamentalmente la actividad de un deporte, que tiene reglas codificadas y estandarizadas”.
Igualmente, es de trascendental importancia entender lo que el informe de candidatura menciona sobre los clubes de montaña, y lo que estos suponen en el aprendizaje del montañismo y su desarrollo con seguridad:
“Su práctica exige poseer una serie de capacidades físicas, prácticas e intelectuales. Es un deporte tradicional caracterizado por el hecho de que sus practicantes comparten en común una cultura que implica la adopción de principios éticos que descansan en el compromiso individual de cada escalador de no dejar huellas tras de sí y en el deber de prestar socorro a los demás alpinistas. Por último, cabe señalar que el espíritu de equipo, simbolizado por la cordada, es otro elemento esencial de la mentalidad de los montañeros que, en su gran mayoría, se agrupan en clubes dedicados a difundir por doquier esta práctica deportiva. Estos clubes son los vectores esenciales de la cultura alpinista: organizan excursiones y expediciones colectivas, difunden informaciones prácticas y editan diversas publicaciones”.
Por otra parte, el término deporte no es un término unívoco. Cuando hablamos de deporte podemos estar considerando diversas facetas: deporte-esparcimiento, deporte-salud, deporte-rendimiento, deporte-competición, etc. Y si consultamos el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española nos encontramos con dos acepciones. Por un lado el término deporte significa “recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre”. Por otro hace referencia a la “actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas”. Cualquier legislación deportiva debe tener en cuenta esta diversidad. Todos tenemos que comprender la diversidad. Fijémonos los compañeros de viaje que señala el artículo 43.3 de la Constitución Española, ubicado entre los principios rectores de la política social y económica: “Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte. Asimismo facilitarán la adecuada utilización del ocio”. Está suficientemente claro para que lo comprenda el legislador del deporte y quienes aplican las normas.
La Ley 16/2018, de 4 de diciembre, de la actividad física y el deporte de Aragón, reconoce en su preámbulo el asociacionismo deportivo como aspecto prioritario para la promoción de la actividad física y el deporte y se vincula al artículo 43 de la Constitución Española. La paradoja es que esta misma ley pretende terminar con el tipo de asociacionismo que los clubes de montaña practican desde hace cien años. La promoción del montañismo entre los deportistas afiliados a un club precisa ineludiblemente la colaboración no profesional, benévola, de los monitores de club, deportistas expertos y solidarios, algo que es seña de identidad de este deporte que, tiene sus propias reglas, igual que otros deportes pueden tenerlas.
Esta ley, en los artículos 76 y siguientes referidos a las titulaciones y profesiones deportivas, no reconoce la figura de ese monitor de club, altruista o benévolo, figura que cuenta con cien años de antigüedad en España, desde que se formaron los primeros clubes y que fue básica en el reconocimiento del alpinismo como patrimonio inmaterial de la humanidad. Se refiere únicamente a los técnicos deportivos y a los voluntarios, pero a éstos les exige la misma competencia que a los profesionales del deporte, poniendo la primera piedra para que a corto plazo la organización y gestión de actividades de los clubes acabe recayendo exclusivamente en los técnicos deportivos, trabajadores la mayoría de empresas de turismo activo en la actualidad. Desde entonces ni una palabra sobre cómo adquieren esas competencias los voluntarios, ni un paso sobre cómo se les reconocen. Mutis intencionado de la administración deportiva. La única opción que existirá será la de los profesionales con ánimo de lucro.
El montañismo nace con los montañeros y se desarrolla gracias a los clubes. En ellos hemos crecido y madurado como alpinistas. Y algunos, normalmente comenzando en los clubes, han decidido profesionalizarse. Pero lo que no puede admitirse es la negación de la convivencia entre profesionales y benévolos. Las federaciones y clubes queremos buenos profesionales y que ese campo, el del ánimo de lucro, sea exclusivo para ellos, e incluso que colaboremos en determinados ámbitos, pero cuando se cruza la línea roja de restringir también la actividad altruista, la guerra está declarada.
El nacimiento, auge y evolución en Francia ocurrió mucho antes que en España y podemos anticipar situaciones que se han generado y de las que debemos aprender. Las compañías de guías lograron que la legislación francesa restringiera la actividad de los clubes, de manera similar a como ahora se está intentando en Aragón. Con el paso de los años, y la pérdida de la formación que se realizaba en los clubes de montaña, la siniestralidad aumentó, y las compañías de seguros ya no podían hacer frente a las indemnizaciones. Finalmente tuvieron que rectificar el error, y admitir y fomentar de nuevo la figura del monitor benévolo.
El voluntariado no es una forma de estar, sino una forma de ser. El voluntariado es un vehículo imprescindible de inclusión social. Facilita el desarrollo de las personas y desempeña un papel activo en la construcción de la sociedad en la que vivimos. Es una herramienta para construir un mundo más justo y más solidario.
Tal vez nuestros legisladores no comprendieron el alcance de lo que estaban aprobando y puedan rectificar. Si ponemos los clubes de montaña en manos de empresas dedicadas al deporte, estamos negando las raíces del alpinismo, dando la espalda a las instituciones internacionales que declararon el alpinismo patrimonio inmaterial de la humanidad. Es decir, estamos extinguiendo nuestro propio patrimonio inmaterial.
Alberto Ayora es responsable del Comité de Seguridad de la FEDME. Máster en Derecho de los Deportes de Montaña.
José María Nasarre es responsable del Área de Accesos y Naturaleza de la FEDME. Doctor en Derecho y profesor de la Universidad de Zaragoza.
Fuente: sportaragon diario digital (ver más…)
por FIMT | Jun 22, 2020 | Actualidad, Comunicados, covid19, Noticias
COMUNICADO DE LA FIMT SOBRE EL FIN DE LA FASE III – COVID-19

A todos los Federados y Clubes de la Isla de Tenerife:
Habiéndose publicado en el Boletín Oficial de Canarias de fecha 20 de Junio de 2020 la Resolución de 19 de Junio de 2020, por la que se dispone la publicación del Acuerdo por el que se establecen medidas de prevención para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, una vez superada la fase III del plan para la transición hacia una nueva normalidad, finalizada la vigencia de las medidas propias del estado de alarma, http://www.gobiernodecanarias.org/boc/2020/123/004/html les queremos destacar que en el ANEXO MEDIDAS DE PREVENCIÓN PARA HACER FRENTE A LA CRISIS SANITARIA OCASIONADA POR EL COVID-19 de la misma, se expresa en su apartado 3.13 Deportes, lo siguiente:
«1. La práctica de actividad física al aire libre, puede llevar a cabo individual o colectivamente, hasta una máximo de treinta personas simultáneamente, siempre que se mantenga la distancia de seguridad.
2. En las instalaciones deportivas cerradas y centros deportivos, las actividades deportivas pueden realizarse en grupos de hasta veinticinco personas, asegurando que se mantiene la distancia de seguridad siempre que sea posible, priorizando la distancia frente a otras medidas y siempre que no excedan las dos terceras partes de la capacidad máxima permitida.»
Por tanto, sobre nuestro comunicado del 26/05/2020, https://www.fedtfm.es/comunicado-federados-clubes-26-05-2020/ considerados que una vez superada la fase III del Plan para la transición hacia una nueva normalidad en Canarias, nuestra práctica deportiva en el medio natural, al aire libre, podrá realizarse en grupos de hasta un máximo de 30 personas. Las modalidades deportivas de montaña que se realicen en instalaciones cerradas podrán realizarse en grupos de hasta 25 personas siempre que no se excedan las 2/3 partes de la capacidad de estas instalaciones, priorizando la distancia de seguridad para evitar el contagio.
A la vez les pedidos a todos que sigan desarrollando la práctica deportiva con toda la prudencia posible, observando rigurosamente las medidas de seguridad ante la situación de pandemia provocada por el COVID-19.
Para ello les volvemos a adjuntar el cartel RECOMENDACIONES MÍNIMAS DE MEDIDAS DE SEGURIDAD EN LA PRÁCTICA DEPORTIVA EN LA NATURALEZA EN SITUACIÓN DE PANDEMIA POR COVID19.
A 21 de Junio de 2020
Humberto Dominguez Martel, Presidente de la FIMT.
BOC/2020/123/COVID-19
por FIMT | Jun 19, 2020 | Alpinismo, Escalada
La masificación de la montaña se está convirtiendo en un problema de dimensiones desconocidas en los últimos años.

A las siete y cincuenta de la mañana había una treintena de alpinistas frente de las puertas del teleférico. Nos mirábamos de reojo saludando amablemente los rostros conocidos y maldiciendo entre dientes, pues cada cordada tenía el aspecto de ir a la misma ruta. La masificación de la montaña se está convirtiendo en un problema de dimensiones desconocidas en los últimos años. Desde los extremos de la ruta normal del Mont Blanc y los intentos de regulación por parte de las autoridades hasta las colas de cincuenta personas que se llegan a producir en rutas cercanas a los remontes mecánicos como la arista de Cósmicos en la Aguja de Midi, la muchedumbre marcha hacia las cumbres.
Íbamos a escalar una ruta llamada Más allá del bien y del mal ascendida por primera vez en 1992 por dos alpinistas que imaginaron el futuro de la escalada alpina: el artista británico afincado en Chamonix, Andy Parkin, y el americano Mark Twight. Su ascensión vaticinó lo que iba a ocurrir veinte años después: la imposición del mixto como una disciplina dentro del repertorio alpino, la normalización de la escalada sobre roca con crampones y piolets y la escasez de hielo debido al cambio climático.
«Más allá del bien y del mal» fue una obra publicada por el filósofo Friedrich Nietszche en la que describe el mundo como una ilusión en la que los hombres viven prisioneros de códigos morales que determinan su comportamiento y que nada tienen que ver con la realidad de cada ser humano. Nietszche, que ya había acabado con Dios, acaba en este libro con la universalidad de la moral e introduce una moral individual y personalista que de alguna manera ha marcado el destino de la modernidad.
«Sin darnos cuenta hemos pasado de ser alpinistas a ser consumidores.»
Parkin, el promotor de la ruta, expresó una conciencia propia y novedosa de las reglas del juego alpino. Escalar los efímeros trazos de hielo que se pegaban en los muros verticales de las paredes del macizo del Mont Blanc se había convertido en una cuestión estacional donde la técnica era superada por el oportunismo y la creatividad. No en vano Andy Parkin era ya un pintor y escultor de gran talento cuando imaginó estas ascensiones. Más allá del bien y del mal se convirtió rápidamente en la escalada de dificultad de referencia, dotada de una aureola mítica que devolvió un poco de poesía al alpinismo mecanicista desarrollado en los años ochenta.
Yo había realizado una de las primeras ascensiones de esta vía en 1997 con mi mentor Jose Luis Zuluaga “Zulu”, uno de los primeros guías de montaña españoles en asentarse en Chamonix. Yo tenía veintidós años y había llegado con la intención de completar mi currículum para ser guía de montaña y desarrollarme en el terreno glaciar. Zulu era un alpinista experimentado, entrado en la cuarentena, y entendió rápidamente que había que dirigir mi entusiasmo y calmar mi obsesión. Juntos escalamos durante ese invierno algunas rutas señeras de esa nueva manera de entender el alpinismo, buscando las dificultades técnicas y el placer estético y no necesariamente alcanzando la cumbre. Durante los años ochenta el deporte suplantó a la épica y en los noventa fue la estética la que desplazó a las ascensiones en cadena.
Al salir del teleférico los primeros rayos de sol iluminaban la cumbre de la Aguja de Midi. La traza, que desde la estación intermedia arran-
caba hacia la Aguja de Les Pèlerins, estaba tan claramente marcada en la nieve que parecía una carretera. La proliferación de medios de comunicación donde compartir las condiciones de las rutas es uno de los factores principales de la masificación. Cuando una ruta es escalada en buenas condiciones y su ascensión se publica en las redes sociales o en un grupo de Whatsapp la multitud está asegurada. Una cordada se preparaba al inicio del carril y otra avanzaba rápidamente deslizando sus esquís sobre la superficie helada. Ayer, le recordé a mi compañero, hubo cinco cordadas. Ponte el dorsal y confiemos en que esos tipos escalen tan rápido como esquían, le dije bromeando. El hielo es efímero, un signo de pretéritos tiempos glaciares. El hielo es tan residual que se ha convertido en un objeto de consumo, como el oro o el petróleo. Sin darnos cuenta hemos pasado de ser alpinistas a ser consumidores. Lo atestiguan las colas en la base de las vías como en el lanzamiento de un nuevo modelo de I-phone.
Fuente: Revista Oxígeno (escucha el Podcast con la entrevista a Alpinista Lina Quesada)